jueves, 30 de marzo de 2017

En tiempo viajera y caminante de los sueños

Bien decía el viejo Mark Twain: " viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente"...yo agregaría y para la de corazón. Aquí estoy. En México, en el D.F. Abierta a las posibilidades y totalmente entregada al ejercicio de caminar los sueños en un pedacito del globo terráqueo que me conecta de muchas maneras conmigo misma. He recorrido antes algunas avenidas de esta Mesoamérica estrecha pero infinitamente rica y abundante de gentes que sencillamente SON. Otra frase de alquien que no recuerdo el nombre dice: si no te está pasando nada, viaja para que algo te pase. Y qué es lo que nos pasa? La vida.
La vida nos pasa y transcurrimos como lo que somos: viajeras del tiempo. En este momento, habitando con mucho agradecimiento cada minuto. No existen palabras para describir las coincidencias afortunadas que me ubican y me lanzan a todo este cúmulo de experiencias. Llegué y las jacarandas florecidas me saludaron con toda su majestuosidad. Camino el barrio y veo, personas en sus ventas particulares, los puestos de frutas, las tortillerías, las pastelerías, los mercadillos de flores, comidas y más...todo igual pero distinto. O distinta yo. 
Entre los eventos afortunados, la red de amigas feministas trasegando las aulas, entregando el saber a cántaros y visibilizando las historias de las mujeres que escribieron en una época en la que nadie pensaba que las mujeres tenían un pensamiento propio. Los siglos haciendo sus pequeñas revoluciones y las mujeres en sus mundos internos como ovillos, buscando el "outlet", la "salida" para tejer sus historias. Entre las bicicletas, el metro, los carros veo como la ciudad se desmadeja.
En mi primera aventura en el metro, encuentro los primeros vagones habilitados para "solo mujeres". Se siente bien, esta comunidad de nosotras, tranquilas transportándonos. Algunas se maquillan, dormitan o sencillamente van en sus propias cabezas imaginando qué traerá el día...entre la comodidad de esta norma vuelta práctica, me ronda la pregunta y me queda como estoy ahora, abierta: Será la solución aislarnos en vagones de nada más mujeres para no ser molestadas, en vez de "enseñar", "entrenar" en el comportamiento respetuoso, cívico y ciudadano a los "meros machos" que acechan en el transporte público? Eugenia, mi estación, perdón con permiso, voy bajando.