domingo, 1 de diciembre de 2019

Un ruido ensordecedor creciendo



En días como hoy me dedico a la juiciosa misión de ver cómo se doblan y desdoblan los recuerdos de la última semana, del último mes y, por qué no, de este fin de año inolvidable. Sin duda, Noviembre, más concretamente el 21N, cambió el pulso a la nación y creó el ruido más grato de los últimos tiempos escuchado en cada rincón de las grandes y pequeñas ciudades. El ruido de la protesta social pacífica fue creciendo en Colombia, hasta volverse audible incluso para los que posan de "sordos, ciegos y mudos".

Foto: SandraE. of course!
Noviembre ha sido el mes de las ciudadanías rebeldes que se expresan. Primero, como ola multitudinaria en las marchas y concentraciones pacíficas que se realizaron para protestar contra el estado general de las cosas: corrupción, sabotaje a los acuerdos de paz, reformas de diversa índole concebidas a espaldas de las mayorías para ajustarse al tamaño de los intereses de pocos, disminución del goce de los derechos humanos, en especial, de los de la niñez y juventud, desigualdad social, exterminio de liderazgos  sin que haya justicia, y un extenso etcétera que podría tomar muchas líneas explicar. Lo importante aquí, es recalcar que las personas se sintieron aludidas por el momento que vivimos y aceptaron la convocatoria a pasar de la inercia a la acción; a dejar de quejarse en pequeños círculos, para marchar y así, dejar oír amplificadas, sus voces de inconformidad. 

Foto: SandraE. of course!
Segundo, después de las marchas siguieron los golpes de cacerolas que desde espacios privados se hicieron sentir en un concierto por la continuidad de la protesta, aún cuando el establecimiento político estuviera tomando medidas de emergencia, como el toque de queda, en ciudades y municipios. Lo emergente es el fenómeno de la participación de multitudes que quieren expresarse más allá del voto, en las calles, parques, balcones y terrazas. 
Foto: SandraE. of course!

Entre las consignas, los cacerolazos y los plantones se han sucedido algunas eventos tristes como la muerte de un joven marchante, la represión, las detenciones arbitrarias y el abuso de parte de las fuerzas de control del Estado. Quieren silenciar este ruido pero no han podido. Al contrario, sigue transformándose en maravillosos y efímeros momentos de creatividad como el del cacerolazo sinfónico: https://www.elheraldo.co/colombia/en-video-asi-se-escucho-este-miercoles-el-cacerolazo-sinfonico-en-bogota-683840 .

Urgente recordar que estos ruidos, estos rumores de descontento, vienen viajando como una gran vibración extendiéndose por toda América Latina. Me gusta pensar en Colombia, como la parte superior de la gran columna vertebral que dibuja este continente, y que como un gran cuerpo, necesita "estirarse"  para "zafarse" de todas las contracturas acumuladas e impuestas. Una gran asana o postura de liberación y desbloqueo, ésta que está viviendo el país y el continente. 

Imposible acallar este ruido ensordecedor que sigue creciendo en Colombia. Como un enjambre de abejas o un rumor de lluvia que se avecina y presagia tormenta, sigue escuchándose a todo lo ancho y largo del país. Una ovación de pie para todo este ruido. Ojalá se vuelva pronto una sinfonía de propuestas entretejidas que lleve a lograr una sólida agenda política para el cambio de rumbo necesario en un país que ya fue el del realismo mágico.  

Fuente: https://kaosenlared.net/latinoamerica-convocamos-a-un-cacerolazo-para-el-1-de-diciembre/

lunes, 11 de noviembre de 2019

11 días de silencio

En mis metas de comienzo de año, asumí escribir mínimo una entrada al mes para este espacio en el que básicamente comparto los viajes y aventuras que emprendo mientras respiro. Este mes llegó el día primero y todavía no tenía en mente un tema que me estuviera presionando desde los huesos para escribir. Aunque siempre cada primero de noviembre durante los últimos 14 años, me pregunto ¿ por qué no estoy en la celebración de día de muertos en México?

He tratado de presionarme para encontrar un tema, sin muchos resultados. Entonces me he quedado reconociendo este silencio como algo justo y necesario. 

En la tarea de reconocimiento de este silencio en que me encuentro, queda una sensación dulce. Una parecida a la que se tiene cuando se observa la puesta del sol en una playa vacía. 


El silencio es paz. Por esto, hace parte de toda rutina de meditación y atención plena o "mindfulness". Sin embargo, como personas no estamos predispuestas naturalmente al silencio. Nos encanta ser palabra en sus múltiples manifestaciones: opinión, argumento, "small talk" o "conversaciones anodinas", blog, je!. Insistimos en que sea el verbo el que nos vuelva carne mientras existimos. 

Entrar en silencio, es un derecho, una necesidad, una terapia. 

Si supiéramos cuánto nos enseña, quizás adoptaríamos como algunas personas proponen en la dieta hacer ayuno una vez a la semana,  quedarnos en silencio por un día. Ya lo decía Jiddu Krishnamurti:
"Solo si escuchamos podremos aprender. Y escuchar es un acto de silencio; solo una mente serena pero extraordinariamente activa puede aprender. Escuchar es mucho más complejo de lo que parece, y exige de una gran actividad para comprender lo que el otro nos dice y lo que que no, así como lo que quiere o no decirnos". Fuente: https://psicologiaymente.com/reflexiones/frases-jiddu-krishnamurti
Lo que quiero no decir en esta columna es, bueno sería empezar a tener más actos de silencio en esta vida.

Foto tomada en Laguna de Ubaque, Municipio Choachí, Cundinamarca


viernes, 27 de septiembre de 2019

Latitud norte: 4.32´ Longitud W: 73.56´

En estos días en los que conocidos y amigas, han terminado o han comenzado, el Camino de Santiago, un proyecto que tenía para estos meses y que no cristalizó, me ha dado por fluir y dejarme arrastrar por los azares de la vida.

Estoy en una zona rural, en otra montaña, en otra coordenada geográfica: Latitud norte: 4.32´ Longitud W: 73.56´. Región montañosa y oriental de Colombia, a 36 km de Bogotá. El nombre del lugar, Choachí. Oficialmente San Miguel de Choachí. Un lugar, que aunque, el clima que lanza Saint Google, dice que es Oceánico (tostado viejo Google), se siente muchas veces, más como el clima de cordillera; templado con tendencia a bajar en las noches. De acuerdo, al temperamento del día, puede haber amenaza de sol o de lluvia, un poco de todo o nada a la vez. Temperatura media: 18 grados.


Esta introducción extensa es para establecer un mapa. Un sitio. Un territorio otro, al que he llegado impulsada por esa fuerza que se conoce como la de los acontecimientos; la que repentinamente, como en un collar de cuentas bien colorido, encadena estados y situaciones, para volverlas un diseño perfecto.

El desencanto - no hacer el Camino - engendra, magia.

Y así se siente El Silencio. El silencio que me rodea, y El Silencio, que es el nombre del lugar- que por esas cuestiones que nunca se dejan definir- me ha adoptado por estos días. Magia, porque la tierra es abundante, la casa cómoda, la gente amable y sencilla, las amigas y hermanas, amorosas y hospitalarias. Mágico el encuentro con amigas que hace tiempo no veía ni tenía cerca. 

Mágicas las eventualidades: clase de yoga en medio de un parque por el que camino, liderada por Hatha Yoga estudio; meditación en un sitio privado, escritura matutina, lecturas en una hamaca blanca. 
Algunas visitas también mágicas para ir a hacer el circuito de turismo propio de la zona, como es el caso de los termales de Santa Mónica y allí pasar el día, sumergida entre los olores y calores, del agua que sana. Mágica, la caminata hasta la Laguna de Ubaque... 


Mágico poder saber con el cuerpo que justo este escenario y tiempo, era lo que necesitaba. A quienes digan, la vida no sabe, les insisto: La vida sabe. Ella nada más, espera la oportunidad de sorprenderte. Siempre está dispuesta y abierta. Confía.

lunes, 2 de septiembre de 2019

¿Ciudadanías globales?

¿Será que el estar en movimiento está en nuestro ADN como el sentarnos alrededor del fuego a contar historias?
Miremos los fenómenos actuales. Esos que arrasan con los titulares de los noticieros y aparecen en las primeras páginas de los periódicos nacionales e internacionales (los cuales, confieso, leo cada vez menos por salud mental). El mundo, el que construimos todos los días, está enfrentando desafíos inmensos. Como inmensos son los abismos que nos negamos a cruzar desde la razón, para leer las señales de una crisis que no puede ser adjetivada.

Y aquí el sutil camino que nos interroga.

Mientras las indivualidades están sumidas en una búsqueda de realización y logro personal, las colectividades están empezando, o debo escribir, continuando, una oleada migratoria a través del mundo. Hay insatisfacción, temor y hasta dolor en torno al dónde estar, o, a qué territorio pertenecer, dando como resultado una larga fila de personas a la deriva. Tal es el caso, por ejemplo, del vecino país, Venezuela, y de sus connacionales en éxodo a través de Colombia y el Ecuador intentando llegar a Perú/Chile. O el de los flujos migratorios de diversos países de África hacia Europa en condiciones temerarias. Es como si la familia humana estuviera en movimiento, fiel a la “larga tradición de gente reuniéndose para viajar en grupos… ( y así a través de) las caravanas poder proporcionarse protección en contra de ataques y otros riesgos”.[1]  La historia humana repitiéndose. Las nacionalidades diluyéndose. Los bordes necesitando diluirse. Sin embargo, lo que tenemos a cambio, son gobiernos y sus representantes, endureciéndose e insistiendo en elevar muros y en utilizar perros amaestrados para rasgar los vínculos y poner tras las rejas, los hijos e hijas de la peregrinación.

Foto: SandraE of course! Tomada en Buenos Aires, Argentina
Estamos asistiendo a ver toda una marea humana de aspirantes anónimos a un “sin estado”, o,“statalessness”. En derecho internacional, “statalessness” es la ausencia de ciudadanía. Algunas personas “sin estado” son refugiadas. Sin embargo, no todas las refugiadas son personas “sin estado”. Para no ahondar, simplemente me lanzo y pregunto. ¿Será que llegó el momento de una ciudadanía global en vez de una adquirida por el lugar donde nacimos, o por la relación de sangre que nos conecta a la tierra, a través de quién nos da la vida?

En mi visión, una de traer lo personal y tejerlo a lo político, las fronteras son ficciones. Ya lo había manifestado en una entrada aquí en este mismo blog hace un año https://sandraoye.blogspot.com/2018/07/fronteras-nacionalidades-ficciones.html. Repito. En mi visión, las fronteras son ficciones. Así como los límites mentales están en nuestra cabeza diciéndonos lo que no podemos hacer, las fronteras, han sido creadas para fijarnos a una nacionalidad, una cultura, un pasaporte o tarjeta de identidad, a una manera de asumir la ciudadanía. Es hora de un cambio de paradigma con respecto a la migración humana. Y mientras sucede, seguiremos en movimiento porque está en nuestro ADN. Como individuos y como colectividades, seguiremos caminando para estar donde nos plazca y sentir que el lugar de origen no es nuestro destino sino el punto de partida.



[1] Recuperada de Perspective, NRC, https://www.nrc.no/perspectives/2019/when-violence-has-taken-control/



miércoles, 14 de agosto de 2019

Al filo de una montaña


"El tipo de yoga que hago desde el 2013, está inscrito en la línea del yoga integral que es una mezcla de buenas prácticas de diferentes linajes del yoga asentada en la creencia que, a través de esta disciplina volvemos a nuestra "condición natural" y saludable. Esto, sin embargo, no me impide acercarme y explorar otros estilos de yoga existentes en la ciudad". Sandra Erika Gómez O.

Yogendra es un ashram al filo de una montaña. Mira de un lado a la ciudad y del otro a la naturaleza en su callada majestuosidad y exuberancia. Es un sitio con mucha luz y aire, y que de acuerdo, a Venurita Devi Dasi, coordinadora de actividades del lugar, tiene dos guardianes estratégica y estéticamente ubicados. Dos guaduales vigilantes que cuidan con recelo, la energía que allí confluye y se renueva.

Cristo Rey visto desde la vereda El Faro. Foto: SandraE! of course
Yogendra está ubicado desde hace cuatro años en el Callejón El Morro, a 6 kilómetros de Cali, por la vía que conduce a uno de los sitios turísticos emblemáticos de la ciudad, Cristo Rey. Yogendra recibe su nombre gracias al maestro espiritual y guía de la comunidad que aglutina, Gurudeva Atulananda. Y precisamente lo que hay detrás de este espacio como intención es, el desarrollo humano y el de una comunidad que se quiera beneficiar de un estilo de vida yoguico. Usualmente  en Yogendra se realizan actividades cuyo eje principal es el Bhakti[1] yoga, o el yoga devocional. De allí irradia a múltiples prácticas como el kirtan[2], ceremonias de fuego, meditación, entre otras. Hablé en este lugar con dos mujeres jóvenes que de manera informal compartieron sus percepciones de lo que es Yogendra mientras estaban celebrando los cuatro años de vida de este proyecto.

En palabras de Syam Vallabhi Devi, cultivar una relación amorosa con Dios a través de prácticas purificantes es el fin último para que un sitio como este exista, en la zona rural de Cali. Syam quien es la directora y es maestra senior de yoga en el ashram, nos comparte su visión de la necesidad de estas acciones purificantes para que “el amor que está atrapado en nosotros por el polvo o maya (la ilusión) pueda liberarse. Una vez logrado esto, nuestra esencia, el amor por todas las almas, surge”. Eso que parece ser estamos todas las personas buscando afuera, ya lo tenemos dentro, y está aguardando, nos dice Syam.

Yogendra para Venurita Devi Dasi, coodinadora de actividades del lugar, es refugio y tranquilidad. Señala que las personas que llegan a él, van buscando cosas distintas a las que la ciudad de Cali puede ofrecer. Es un lugar de retiro, para experimentar la práctica de yoga, la propuesta de una alimentación saludable, hacer trabajo voluntario y, bajo la sombra de los árboles, con o sin pretextos, hablar de Dios.

Como quiera que sea, cualquiera la versión de Yogendra que le resuene más, este es un sitio que debería visitar y disfrutar con sus propios sentidos y medios para poder hacerse una imagen propia de todo lo que puede haber al filo de una montaña: Clases de yoga con personas certificadas, profesorados de yoga acreditados por The Inbound School of Yoga ya que Yogendra es una de sus sedes en Latinoamérica (en https://www.yogashramcali.com/inbound-school-of-yoga.html), meditación, alimentación sana, cantos devocionales, guaduales amorosos, que a veces cantan y, sobretodo, por encima de lo que usted crea, una opción para vivir la vida de otra manera. Namaste.



[1] “El bhakti es un movimiento religioso hinduista que enfatiza el amor de un devoto por Dios”, recuperada de https://es.wikipedia.org/wiki/Bhakti
[2] “Un kirtan es una parte del Bhakti Yoga que consiste en cantar mantras devocionales”, recuperada de http://granexplorador.com/kirtan-bhakti-yoga/

martes, 30 de julio de 2019

¿Es usted hippie?



La pregunta a la que lentamente me ido a acostumbrando que me haga la gente cuando, por ejemplo, alguien me ve bajando de la medicina de la montaña[i], armada de mi morral, tapete de yoga y una cartera, no me toma por sorpresa. Le respondo sin emoción en la voz: No. Y de inmediato empieza, el conductor de la camioneta que tiene en un lado de la puerta un parlante con música de despecho a volumen moderado -dícese así a la música popular colombiana que tiene lírica o letras en las que se echa sal a las heridas del corazón recientemente herido o destrozado-, a compartir la historia de una hermana, a la que mi "look hippie" le recuerda. Ella, a quien no le da nombre, hace unos quince días, rompió el silencio con una llamada anunciando que estaba en Brasil, después de haber dejado a la familia en una larga y dolorosa espera, me comenta.
No sé bien a qué características hace alusión esta etiqueta en las mentes urbanas. ¿Será lo del morral que en sus imaginarios, trae la visión de la que huye de casa? No sé. Los hijos de una amiga de la universidad, me han asignado el mote de “la amiga hippie” de su mamá. No ofensa. Hippie. 

Se llama hippie, de acuerdo a Wikipedia,  “a un movimiento contracultural, libertario y pacifista, nacido en los años 1960 en Estados Unidos, así como también a los seguidores de dicho movimiento”. Contracultura, libertaria y pacifista, podrían ser adjetivos calificativos que me van. Mochilera tardía... ¿una forma de vida y, quizás, una mejor manera de ser descrita?

Me gusta identificarme con aquella persona que se mueve y moverá mientras está viva. Alguien que encuentra gran placer en la vida curiosa donde quiera que esté y que disfruta participar del viaje constante y efímero por los caminos de la vida. Pero igual, me gusta des-identificarme de lo que son atributos de ciertas tipologías humanas. Soy. Punto.

En una reciente entrevista de Ramiro Calle[ii], a quien realmente no conocía, y que gracias a uno de esos envíos casuales (Merci, Eli), tuve el gusto de leer, encontré una categoría que parece ser la que, de manera perfecta, como aquella que tiene el sastre haciendo un traje a la medida, encaja con una teoría en construcción, en la que sostengo que este mundo se parece cada vez más a un gran, a un gigantesco hospital psiquiátrico.

Por eso, hoy creo que es un día de revelación. Nos vendría bien a todos los habitantes de este planeta reconocer o vestir esta etiqueta sin drama como una segunda piel: Homoanimales. Somos “homoanimales”, nos dice Calle. Somos una falla evidente “que no es hombre ni mujer, es un homoanimal, con el dudoso privilegio de haber adquirido un cerebro humano. El homoanimal es el estado intermedio entre el animal y el verdadero ser humano”. 


La próxima vez que alguien me pregunte ¿es usted hippie? responderé emocionada: No. 
Homoanimal, solamente.




[i] Ver en este mismo blog esta entrada: https://sandraoye.blogspot.com/2019/05/la-medicina-de-la-montana.html
[ii] Calle Ramiro, es uno de los pioneros del yoga en España,“Si te crees iluminado, ve a visitar a la familia”, en Vanguardia, Junio 21, 2019. Recuperada de https://www.lavanguardia.com/vivo/20190621/463013587494/ramiro-calle-entrevista-dia-del-yoga.html?fbclid=IwAR25k57HCVm__OXoiEnCahvv2t5WBqBHBZxxVBD3p3OT150zAadO41eXFCg

martes, 2 de julio de 2019

Así es la vida

"Pattabhi Jois dice " el cuerpo es solo una casa prestada". A través de la práctica de hatha yoga, mantenemos la casa limpia y saludable para que perdure, y al mismo tiempo refinamos nuestra conciencia de manera que podamos darnos cuenta que lo que muere es la cubierta externa. La esencia permanece". Fuente: Yoga journal.
Grupo de practicantes en AmaYoga, Diciembre 2018

¿Alguna vez será posible discernir lo que entraña el misterio de la muerte?  ¿Será que a las personas que nos dejan, las visita el ángel de la muerte en una especie de anunciación de "desalojo inminente" de la casa prestada como le llama Pattabhi Jois a este cascarón que nos contiene?

Me gusta pensar en la vida y en la muerte como un viaje. Me gusta imaginar que cada mañana el boleto se renueva automáticamente para otro trayecto que debemos vivir con la curiosidad de quien explora un mundo nuevo. Me gusta creer que todos los días, al dormir, morimos un poco y al rayar el alba, resucitamos en la magia de un presente en el que todo es posible. Incluso la muerte. Así le pasó a una amiga entrañable a quien apreciaba y respetaba. Entró en ese tiempo profundo del no retorno.

Su partida, me ha puesto a elaborar un poco este tema de dejar el cascarón, porque al hablar de la muerte, la parca, como quiera que le llamemos, en vez de asustarnos, deberíamos valorar y honrar de manera gozosa a su hermana: la vida.  Ya lo decía Freud, estamos inmersos gravitando entre la pulsión de vida, Eros, y la pulsión de muerte, Thanatos. Tenemos la vida, haciendo el contrapeso a la no vida e inclinándonos para que decidamos, cómo la enfrentamos y cómo la clausuramos. Es decir, en el ciclo de vida-muerte-vida en el que oscilamos tenemos las llaves para abrir y cerrar la "casa prestada" con gratitud, alegría y mucha sabiduría. 

En el Orquideorama, celebración Día Internal. de Yoga
Hay una postura o asana en el yoga que se denomina Savasana o postura del cadáver. Es una de las que se utiliza generalmente al final de una sesión o clase. Esta postura, no tiene secreto ni truco. Se trata de extenderse sobre el tapete con plena conciencia del cuerpo y lentamente, dejar que se relaje; la respiración agradecida, recupera su ritmo normal y los músculos y toda la estructura corporal, entra en contacto con la tierra. Es una postura que para muchas personas, significa eso: "fundirse con la tierra". Para otras es una asana donde se integra la experiencia vivida y el cuerpo siente los beneficios de todo el proceso mientras descansa. Para mi es una especie de entrega, de rendición. Y así, con un silencio reverencial se acaba el esfuerzo, se aleja la acción, nos rendimos ante la vida y quedamos suspendidas. Muertas.

Esto convierte al yoga en una disciplina única porque dentro de su rutina incorpora a través de un un ejercicio tan simple, la postura del cadáver, la presencia constante de la impermanencia de los seres humanos. Una verdadera campeona esta práctica que, al hacernos sentir vivas, respirando, nos convoca al minuto siguiente, a recordar que somos materia inerte en busca del origen. Entre más comprendamos esto con el cuerpo, más entenderemos que así es la vida. No es lisonjera ni caprichosa, sencillamente ES.

Buen viaje amiga. No dudes que tu esencia permanecerá entre quienes te conocimos.


domingo, 2 de junio de 2019

De mallas, luces y punto de fuga

Le he dado vueltas y vueltas a lo que podría ser el tema de este escrito. Así como cuando el dispositivo celular hace su acostumbrada limpieza para optimizar su uso, y aparece una espiral de archivos indeseados que se van borrando, los temas que han sido "barridos" de la malla original de esto que está leyendo son muchos: el peregrinaje en la ciudad y sus calles de cientos de personas del hermano país de Venezuela, las falsas espiritualidades, los ecos de las enseñanzas de Jiddu Krishnamurti, entre otros. Y cuando me arriesgo a poner ante sus ojos las costuras o dobleces detrás de lo que estuvo en incubación para poder darle impulso a esto que quizás resulte en sí mismo una espiral, o, una mezcla bizarra, no de uno sino de múltiples temas, es porque quiero confesar, que no ha sido fácil, escoger sobre qué escribir. Menos prender el motor que justo desencadenó el mecanismo mismo de transformar los pensamientos en una mirada para ser compartida. 
A veces nos pasa.
El botón de encendido del torrente creativo lo obtuve a través de una escena cotidiana: Ir en un bus y sobre-escuchar la conversación de un par de amigas, que están vestidas igual ( lo que significa que seguramente se desplazaban para ingresar a un sitio de trabajo en el cual les piden se uniformen). " En esta vida, todo se puede". 
Esta frase, fuera de contexto, en un análisis de lógica argumentativa, no sale bien librada. No. En la vida, no todo se puede. Que lo digan las normas y leyes que rigen nuestro cuerpo social ensambladas en voluminosos manuales que pregonan y sobre los que pontifican tantas personalidades de nuestras instituciones. 
Dentro de contexto, la frase dicha de una amiga a otra para hacer lo que hacemos muchas personas, cuando no tenemos un entretenimiento propio en las manos (un libro, por ejemplo), y es, hablar, de personas que no están, puede llevar la digresión a otras tierras. En el caso particular al que hago referencia, la amiga, una mujer en sus 30 años, comentaba su opinión a otra amiga, de otra mujer no presente, quien está estudiando y trabajando y se está quejando, pareciera, de lo difícil que le resulta. 
"En esta vida, todo se puede" dentro de este contexto, pasaría el análisis y el dictamen sería más favorable. Por qué? Porque habla del tesón que le ponen muchas mujeres a sus existencias en las que se le miden al reto de trabajar, estudiar y, además, ser madres...y pueden con todoLa importancia del contexto queda entonces a todas luces, ratificada. 
Foto tomada en día de mercado en El Progreso, Yoro, Honduras.
Para la mujer que sale a vender sus tortillas calientes o las frutas frescas, todo se puede. 
Para la que hace esto y estudia en la tarde, todo se puede. Y qué decir, de la que en la noche, llega a servir a una numerosa familia, hasta que quede el silencio en su casa y la extenuación en su cuerpo. Todo se puede. Y esta noción de poder con todo, las vuelve invencibles ante las dificultades. Son invencibles, a su manera, y son vulnerables, a su manera. Porque esta sensación de lograr todo perfecto dentro de un todo imperfecto puede también sugerir una vulnerabilidad encubierta. 
Foto tomada en El Progreso, Yoro, Honduras
Están resistiendo dentro de un sistema familiar que muchas veces no es soporte a su poder, y dentro de una economía informal, que cuando aprieta las tuercas y amarra los nudos, lo hace sin conmiseración. Hechos recientes de los atropellos que la policía colombiana está cometiendo contra personas vendedoras de la calle y las sanciones económicas que les aplican, debido a la invasión del espacio público, demuestra este punto.
Vayamos al panorama mundial. Naveguemos a contextos lejanos, donde en talleres de esclavitud modernos, ubicados en países como Bangladesh, Brasil, Camboya, Honduras, India, por mencionar unos pocos, el "todo se puede" y la noción subyacente de superpoder, es transferida pero... al dueño de los talleres, quien en efecto puede explotar en condiciones de hacinamiento a mujeres y niñas para que produzcan prendas de vestir para tiendas o almacenes de grandes superficies que venden "moda rápida" a gran escala y quienes son al final quienes se lucran; el dueño del taller y sus gerentes, son quienes pueden, si las mujeres se organizan y suman a la protesta social por condiciones laborales dignas, mandarlas a golpear y a amedrentar e inclusive a matar, para que no exijan un salario mínimo deseable y estable (ver documental "The true cost" en Netflix para profundizar al respecto). 
Si mi interés en este blog fuera la psicología positiva, hace rato tendría que haber parado de escribir. Pero me interesa intentar algo que llamaré obtener una visión caleidoscópica que arroje señales y luces; que ayude a conectar los puntos de la "malla" que se configura en los escritos, con sus "mallas" y repertorios de lectura.

Punto de fuga
"En esta vida, todo se puede" porque:
a) No tenemos otra vida
b) Tenemos discernimiento
c) Tenemos fe
d) Somos ingenuas
f) Todas las anteriores.

Usted qué diría?

miércoles, 1 de mayo de 2019

La medicina de la montaña


“Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña”; “La fe mueve montañas”. Son muchos los dichos populares o las frases, algunas de contenido bíblico, que hablan de ella. La montaña, como protagonista, la podemos encontrar también, como parte de grupos de signos y símbolos en oráculos. Tal es el caso del famoso I Ching o el "libro de las mutaciones", donde uno de sus hexagramas, el 52, nos la revela invitando al aquietamiento y a la calma.

Foto: SandraE of course!
En otro tipo de tradiciones, como la nativa indígena americana, hacer una búsqueda de visión, requiere como requisito sine qua non, ir a la montaña. La exploración del ser a través de una búsqueda de visión, implica el viaje a la montaña, como realidad y como metáfora del recogimiento necesario para que en medio de los elementos, el silencio, la soledad y el ayuno por cuatro días con sus noches, nos proporcione un nuevo sentido del sí mismo, en contacto con la naturaleza.

Sin duda, la montaña está, ha estado y estará.

Algunas personas, imbuidas por una fuerza devocional, se dedican a escalarlas como sinónimo de conquistarlas. El mundo gana adeptos y adeptas al día, quienes parten en aventuras no exentas de riesgo, para llegar a la cima de montes como el Everest, el Fitz Roy o la montaña Aconcagua. Son un símbolo de esfuerzo, superación, logro supremo y victoria. Y bajan de allí y la montaña se queda.

La montaña que nos vigila, nos acoge, nos protege…nos interroga.  ¿Qué sucede si le colocamos enfrente la palabra ciudad? Se configura una polaridad: quietud-movimiento, naturaleza-contaminación, relajación-contracción, tranquilidad-vértigo, silencio-ruido, etcétera.

Desde hace días vengo, por circunstancias únicas de la vida que me toca vivir ahora, caminando mucho de la montaña a la ciudad y viceversa, para encontrar que esta polaridad es real, es física; y en ocasiones, te coloca en un lugar de imaginar que, como toda polaridad, va a terminar en un conflicto que precisa ser resuelto.

Foto: SandraE of course!
No siendo ya muy proclive a ver el mundo desde esta lente de blancos y negros sino a querer profundizar en los claroscuros recurrentes, he logrado encontrar y descifrar la medicina de la montaña en su interconexión y dependencia con la ciudad. El desafío es vivir la una y la otra, sabiendo que ambas existen; y, en un momento propicio, poder disfrutar las bondades que cada una de ellas nos ofrece.


Por eso, cuando sientas que lentamente las circunstancias del continuum agitado que implica vivir, respirar, existir para la ciudad, van empezando a tornarse en blindajes sólidos como los del traje de iron man o iron woman sobre la piel, la mejor terapia es encontrar una montaña que te adopte. Cuando veas que te doblas y quizás te quiebras, es hora de ir a buscar a tu montaña. Refugiarte un tanto en ella, para que haga lo que sabe hacer tan bien. Soportarte. 

La medicina de la montaña es esto: una montaña, tus pies y estar dispuesto o dispuesta a sentir cómo te desnuda. Solo eso.


lunes, 1 de abril de 2019

Notas sueltas post-8M: el futuro que no somos

Se acaba Marzo, mes en el que se conmemora, el 8, una fecha muy significativa: el Día Internacional de la Mujer. Conmemorar el 8M es algo que muchas hacemos para solemnemente traer a la memoria a todas aquellas mujeres que nos antecedieron en la lucha y la resistencia por obtener una vida plena de derechos y libre de violencias. 

Hacer memoria es un ejercicio que a veces duele; sin embargo, es necesario, porque nos obliga a mirar hacia atrás con la intención de realizar un balance. ¿Hemos avanzado las mujeres? ¿Qué hemos conquistado hasta ahora? Sin duda, mucho. A partir de la visión inspiradora y la búsqueda de justicia de parte de mujeres valientes, hemos conquistado un lugar mejor en la sociedad. Muchas nos podemos educar, trabajar, votar, ser elegidas para cargos dentro de la política, disponer de métodos de anticoncepción, tomar decisiones sobre lo que queremos en la vida, viajar solas, etc. Sin embargo, no en todas las sociedades se han alcanzado estos avances; y lamentable,  decirlo, 
pero hay países en los que ser mujer es lo peor que puede sucederte.

En mis pequeñas rutinas de la memoria, recuerdo a una compañera de habitación de hotel en un evento internacional al que fui invitada en Uganda. Estábamos en Kampala y mi compañera procedente de Sudán, me comentó en esas charlas que tienes antes de que el mundo y el día se esfume, que ella para estar allí, había tenido que llevar un acudiente varon de su familia al trámite de la visa. Un varón de la familia, le había permitido estar en un evento fuera de su país y ella, quien era una mujer de la academia, profesora universitaria en la capital, lo decía con entereza. En Túnez las mujeres heredan; sus padres les dejan tierra y sus hermanos hombres, se la quitan con el argumento, "tu marido te va a dejar tierra"; en Francia, apenas se empieza a considerar la presentación abierta de las "brechas salariales" en las compañías. Aquí en Colombia, más y más violencia contra las mujeres y realidades más parecidas al estilo Túnez, y poco de las que hay en Francia. En Rusia, hay 456 ocupaciones prohibidas a las mujeres siendo la mayoría de ellas en sectores de la economía donde se pagan los mejores salarios. 

No quiero tratar aquí de armar patíbulos para colgar a unos y absolver a otros países. Para esto dejo a expertos que hacen los informes sesudos y recapitulan juiciosos todas las tribulaciones, en la forma de prohibiciones, discriminaciones y restricciones, que se asocian al hecho de nacer mujer en el mundo ( Ver https://www.globalcitizen.org/es/content/best-worst-countries-for-women-2018-list-ranking/). 

Quiero mejor traer como ecos post-8M que en algunas de las noticias en redes y otros medios salta a la vista la disparidad de género en sus múltiples formas. A veces me cuesta entender esta pervivencia de tantas desigualdades para las mujeres. A veces me produce "ira ética" pensar que han pasado siglos desde las primeras mujeres con conciencia de cambio que demandaron un futuro mejor y ver el ritmo tan lento y tan distinto, en el que las realidades de la igualdad van evolucionando para todas.  Se suponía que futuro eramos. O ¿no?

¿Cuántos años más se necesitan para que heridas en la piel de la raza humana como estas brechas de género se cierren? De acuerdo al Foro Económico Mundial, "llevará 108 años cerrar la brecha de género en la política, el trabajo, la salud y la educación, y 202 años para cerrar la brecha de género en el lugar de trabajo" . ONU mujeres coincide que tomaría más de 200 años cerrar las brechas de género también. [i]
Sin embargo,  no todo está en la línea del abismo y el desespero. En conversaciones de esas que suelo sostener en cualquier calle, transporte colectivo, o salas de espera, encontré que ha llegado a la mente de mujeres diversas una claridad fundamental: la clave para el cambio de niñas y mujeres, es la educación.  Y días después celebro que esta sabiduría de las mujeres en la calle está alineada con algunas de las tesis del libro recientemente publicado por Augusto Peréz-Claros en el que llega a proponer como una estrategia clave para cerrar la brecha de género, el punto de invertir en la educación de las niñas. ( En el libro "La crisis global de la desigualdad de género. Igualdad para las mujeres = Prosperidad para todos", se afirma que el 90% de los países del mundo discrimina de alguna manera a las mujeres). 



Fotos SandraE Of course! tomada en El Progreso, con grupo de jóvenes Las Panchas, 2008.
Qué bueno sería que todas las mujeres, feministas o no del mundo, en este momento, desde donde quiera que se encuentren, estén dedicando parte de su tiempo a un proyecto que aporte a la educación de las niñas, de las mujeres jóvenes; algo así como estar pasando la antorcha de la claridad a otras. Y no con un curriculum cualquiera. La rEvolución dice por allí, será feminista, o no será. Yo ampliaría: La rEvolución será educativa y con un curriculum feminista o el ritmo de la evolución, seguirá dejando esta sensación que el futuro no llega.




[i] De acuerdo al The Global Gender Gap Report 2018 , del Foro Económico Mundial. ONU mujeres en https://news.un.org/es/story/2019/03/1452371

viernes, 1 de marzo de 2019

Un tiempo en verde

Foto: SandraE of course, tomada en Baden-Baden
Tiempo extraño. No hablo de un mundo extraño como el título de una canción. No. Hablo de un tiempo extraño. Y como el tiempo es un concepto que se construye de una manera tan personal, tan propia, tan única, últimamente siento que al retomar mis rutinas de vida, esas de un café antes del almuerzo, una cerveza a media tarde o en horas de la noche, o las de encontrar a algún amigo para un almuerzo, me he dado cuenta que estoy viviendo extrañando alguna parte de mí que me hace falta. 
Me pregunto ¿qué parte será? ¿La parte que sueña, la  que imagina, o la que se eleva sobre las circunstancias y construye mundos inventados dentro de la, a veces, monótona estética de la cotidianidad? Estoy atrapada en una ausencia que no se deja nombrar. 

La mejor terapia: escribir. La única opción: intentar atrapar en palabras y códigos lo inexplicable, para romper su aura de misterio. En el libro que consulto como quien quiere descifrar la profundidad de las eternidades, El libro del desasosiego, de Fernando Pessoa, encontré una buena mirada: 
"Todos los días suceden en el mundo cosas que no son explicables por las leyes que conocemos de las cosas. Todos los días, hablando de ellas, en los distintos momentos, se olvidan, y el mismo misterio que las trae se las lleva, convirtiéndose el secreto en un olvido. Tal es la ley de lo que tiene que ser olvidado porque no puede explicarse... " (traducción libre). 
Lo inexplicable como olvido, sencillo. 

Me olvido entonces de la parte, "persona", o "subpersonalidad" que no se deja nombrar y en pos de algo más concreto para explicar este estado extraño, me conecto con Green book, película que ganó el premio Oscar a la mejor cinta. Se ubica en los años 60 y tiene el empaque de" película de carretera". Este género conocido como road movie, tiene como principal característica, que los personajes, la trama, el nudo o conflicto, se desenvuelve mientras hay un viaje. El corazón de la historia que narra la película, y que, a propósito está basada en la vida real, es el tejido de una amistad insólita entre un hombre negro de origen jamaiquino con un talento excepcional para la música y un norteaméricano blanco de origen italiano. En el trasfondo de este relato que va desenvolviéndose mientras los viajeros paran para la realización de conciertos, se sugieren temas explosivos, como la situación de discriminación y afectación de derechos humanos que el hombre negro enfrenta realizando su gira musical por un sur envuelto en un ambiente de racismo extremo en el país del norte; el otro tema singular, sin embargo, es el de la identidad y los conflictos que de manera interna libran los personajes por no estar totalmente "ubicados" en lo que las fronteras (casillas) de su raza, clase, preferencia sexual y en lo que éstas determinan como comportamiento razonable. Un hombre negro, culto, bien hablado, virtuoso del piano, empleando a un hombre blanco, sin mayor educación, mal hablado y cuyo talento esencial, es solucionar la vida, así sea a golpes.

Gran tema para estos tiempos en el que no sabemos realmente qué parte nos hace falta, o en qué mundo estamos viviendo, o si, aquello que nos identifica está hecho de concreto del tamaño de un muro, o de otra sustancia porosa que pueda fácilmente deshacerse. Entre las inquietudes están todas las otras preguntas sobre si esa identidad que con disciplina férrea construimos,  a través de las experiencias de la vida o de los legados familiares, luego, la convertimos en identidad institucional por afiliación de partido, causa, religión o cultura, y si los partidos, las religiones, las causas nobles, las culturas están en decadencia, no estamos enfrentando ¿una dupla de inseguridad? 

Parece ser que deambulamos por un mundo (aldea global de acuerdo a McLuham) caminando las duplas, los bordes, los precipicios exponiéndonos con cada paso a colocar un pie en un lugar que tiembla mientras el otro pie sencillamente sufre un calambre o da vueltas... No sé si esto explique algo de lo que hace que mi otra parte no quiera revelarse o dejarse nombrar. Nada más expreso que escribir alivia lo inexplicable. Lo desbloquea. Hace que de pronto al voltear a mirar mi ventana cubierta por una sencilla cortina color tarde vea una playa, un oasis donde escampar para sentir de nuevo a la ausente. La que olvida.

sábado, 9 de febrero de 2019

Del tamaño de la Greta

"Los adultos se la pasan diciendo se lo debemos a los jóvenes...debemos darles esperanza. Pero yo no quiero su esperanza. Quiero que actúen como si la casa estuviera en llamas. Porque está" .Greta Thunberg.

Inicia Febrero, un mes que significa amor por las celebraciones de San Valentín que se han venido extendiendo desde el país del norte a otros países del mundo. Creo que, por esto, es el mes de las rosas rojas, los chocolates pralines belgas y muchas invitaciones a restaurantes y lugares para sellar lo que cupido ha unido con su flecha.  Cuánta imaginería construída en torno a un músculo que cuando decide parar, nos deja sin pulso y sin días para contar.

Tomada por SandraE of course, en el taller de arte del colegio Montessori en Willington, DE
Corren tiempos de oír noticias calamitosas y de ver situaciones color infamia. El desaliento, la depresión, la incredulidad se exacerban. En ese pequeño nuevo mundo perverso de las redes circulan toneladas de relatos que parecen salidos del boletín de un manicomio. Cuando en dos puntos de la geografía, dos personas totalmente desconocidas, se acercan a mi a través de las redes y me dicen: "No hay noticia buena", concluyo que estamos viviendo una suerte de locura epidémica masiva. A punto de ser pandemia. 

Las señales están en el aire. Son ya tan palpables que hay una tarea urgente e inaplazable: crear una celebración que junte el día de San Lázaro y el de San Valentín. Sin ser creyente ni devota, pero ubicada por los azares en esta geografía Surcreyente, me decido a postular  entonces, el día de Santa Lazentín, la patrona de todas las personas que requieren revivir de inmediato su corazón. 

Se imprimirán millares de estampas para repartir en primer lugar, a aquellos que matan el liderazgo social pacífico en países como el mío que está intentando cerrar las heridas dejadas por la guerra; en segundo lugar, a quienes enjaulan a la niñez y juventud y los separan de sus progenitores;  en tercer lugar, a la mujer que esta semana saliendo de un parqueadero en el tradicional barrio San Fernando de la ciudad de Cali, muerta de la risa, me tiró el carro y casi me atropella, ante mi asombro y el de los peatones que por allí pasaban; en cuarto lugar, y no por eso, menos importante, a todos los líderes que traicionan los ideales y sueños del pueblo que los ha elegido con el corazón.

El mundo y sus habitantes, nos hemos venido quedando sin espacio para reconocer que necesitamos revigorizar el latido, reverdecer la llanura de este lugar que describimos como el centro del cuerpo porque conecta la razón con la emoción. Este ritmo del corazón que debería ser expansivo, se está achicando; nuestro ecuador interno, se asemeja cada vez más al filo de una navaja que cae implacable sobre el otro o la otra, desconociendo que somos a nosotros mismas a las que rebanamos.

Foto tomada de Facebook

Se escuchan voces y mensajes concretos de personas que creyeron desde tiempo atrás en Santa Lazentín; sin embargo, en mi criterio, no son suficientes. El coro que le apueste a seguir engrandeciendo el ritmo de este latido y a ver florecer la llanura, necesita ser más grande, más nutrido, más del tamaño de la Greta Thunberg!