lunes, 9 de febrero de 2015

Las arandelas de la cultura no descifradas

Es lunes. He despertado pensando muchas cosas. Y eso por un lado es una maravilla, porque indica que la neurona todavía está haciendo su gimnasia matutina; pero por el otro lado, se siente, como que hay que soltar tanto pensamiento para alivianar mi día.
La semana que terminó, gracias a mis andares por los consultorios de odontología, calles de barrio, encuentros y citas con amigos y amigas, asistencia a películas, tuve que verle la cara a la cultura y me dejó un poco espantada. No me voy a detener en la descripción de los eventos o situaciones. Sencillamente me pregunto: qué es la cultura? Cómo la construímos? Nacemos en una lengua y esa lengua nos da cultura? Nos bautizan y ese gesto nos da cultura? Vamos creciendo e interiorizando las claves de la cultura y luego con cada cambio mayor en nuestas vidas, le hacemos reajustes, como si fuera un vestido viejo cuyo modelo necesita unas pequeñas reparaciones para verse más moderno? Nos tatuamos de culturas recicladas o andamos pudorosas de nuestra desnudez y necesitamos disfrazarnos de culturas?
La cultura está llena de adjetivos: cultura latina, cultura patriarcal, cultura dominante, cultura urbana, cultura maya, cultura organizacional,etc. De acuerdo a esto es un marcador dentro del cual vivimos. Nacimos en Latinoamérica, somos cultura latina. Nos rige el patriarcado desde tiempos inmemorables, vivimos en una cultura patriarcal. Hay una cultura dominante del consumo y la depredación en la que nos insertamos en la medida que empezamos a ser vistos como clientes y así sucesivamente.Las exploraciones son infinitas y las divagaciones muchas.
Entonces si somos cultura latina somos: gozones, incumplidos, familiares y tendemos a privilegiar la manada. Si estamos insertas en una cultura patriarcal, vivimos siempre en la tensión de recrear el rol y seguir el libreto inpuesto a las mujeres. Y aquí es donde la cultura empieza a crear sus arandelas y una subcultura apoya la otra. Porque para tener toda esa red de afectos en la cultura latina que nos vuelve TAN familiares, somos las mujeres en quienes se recarga la responsabilidad del cuidado de los demás y de hacer tejido social. Claro, a tanta responsabilidad hay que darle algún reconocimiento. Y entonces se genera dentro del marco cultural de la religión católica, la exaltación de la maternidad, para que la mujer sienta que su mayor atributo se basa en ser esta generadora de vida y cuidadora eterna. O a quién además de criar y levantar hijos e hijas toda la vida, se le endilga por default, la labor de asumir el cuidado de los y las nietas? De sus padres y madres envejeciendo? ... el ciclo de la responsabilidad nunca termina para las mujeres.
Si caemos en el juego de la cultura dominante, del consumo, la acumulación de capital desmedido, allí tenemos que adoptar entonces el individualismo ramplón y la competencia salvaje como pautas culturales. Con esto quedamos en unos remolinos y vértices de exigencias, que nos convierten en hojas llevadas a la deriva a través del río de la vida.
Ayer estuve viendo un documental sobre un músico brasilero llamado Bebeto Alvés. En los primeros 5 minutos de la película llamada "Una canción más", dice algo sobre la identidad. La asocia con la dislocación y el desplazamiento. Dice algo así como que construír identidad siempre significa estarla deconstruyendo por todo aquello que se nos atraviesa en el camino que recorremos y nos obliga a ser otros y otras. Entonces siento que quiero aplicarle esta misma asociación a la cultura. Cultura es aquello que construímos y deconstruímos de manera constante en nuestras aproximaciones al ser. Deconstrucciones que pueden llevarnos a parar en una estación llamada limbo cultural. A veces allí me siento. Y desde este lugar atravesado de preguntas celebro afirmar, soy mujer de cultura/no cultura a quien le gustan los pluri/multi culturalismos.

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