miércoles, 15 de noviembre de 2017

Florianópolis: Beleza ilimitada

A veces la vida, como un hábil exhibicionista nos acorrala. Se nos muestra desnuda y haciéndonos torpes guiños juguetones, alegres, nos dice: "aquí, aquí". Y apenas miramos allí, nos damos cuenta que estamos rodeados de belleza. La dosis de esta deliciosa entrega puede venir en presentaciones muy diversas: cápsulas, jarabes, hasta baldes de belleza pura e ilimitada.

En los últimos dos días no he hecho sino recibir monumentales dosis de belleza. La primera dosis se nutrió de los ritmos de la música de Chico Buarque, interpretada y re-inventada por un cantante portugués llamado António Zambujo, en un concierto maravilloso en el teatro Ademir Rosa del Centro Integrado de Cultura, CIC, al que tuve oportunidad de asistir por los buenos oficios de mis anfitriones en Florianópolis, Luciana y Edir.

Esta primera dosis me dejó con el alma "erizada" y con la sensación que a pesar de no conocer todas las letras de las canciones que António puso en escena, estas músicas renovaron las fibras de mi corazón. Lo tiñeron de un nuevo rojo y lo afinaron con una delicadeza que conmovió lo más profundo de mí. Sentimiento para el que muchas veces la descripción ni la narrativa hacen justicia.

La segunda dosis vino en forma de caminata de 6.5 kms. por lo que se conoce aquí como una "trilha" o un sendero, al lado de la Costa de la hermosa Laguna de la Concepción. 


Este lugar me ofreció, además de la exquisita belleza del paisaje, su musicalidad también. Al principio, la aventura estuvo enmarcada por el golpe del agua a la que quise saltar más de una vez. Después, en una parte del camino, se transformó en una secuencia de sonidos particulares a la vez, primitivos y sofisticados producidos por el choque de los guaduales mecidos por el viento. Luego, quedó sólo el viento y el batir de alas de algunas aves. De acuerdo a una de las amigas caminantes, Dina, le parecía que ellas a veces hacian unos graznidos cortos y estridentes... como si se rieran de nosotras, pobres humanas sin alas. 



Estos 6.5 kms. entre sol y sombra, partes planas y subidas entre piedras, me dejaron agotada pero feliz porque recordé que caminatas como éstas, refuerzan el sistema inmune, mientras el corazón, de otra parte, bombea firme toda la sangre, toda la fuerza, toda la sustancia que permite esperar con ansiedad, las próximas dosis de belleza. Adicta a la vida!


Noviembre 14 y 15, 2017.

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