domingo, 2 de junio de 2019

De mallas, luces y punto de fuga

Le he dado vueltas y vueltas a lo que podría ser el tema de este escrito. Así como cuando el dispositivo celular hace su acostumbrada limpieza para optimizar su uso, y aparece una espiral de archivos indeseados que se van borrando, los temas que han sido "barridos" de la malla original de esto que está leyendo son muchos: el peregrinaje en la ciudad y sus calles de cientos de personas del hermano país de Venezuela, las falsas espiritualidades, los ecos de las enseñanzas de Jiddu Krishnamurti, entre otros. Y cuando me arriesgo a poner ante sus ojos las costuras o dobleces detrás de lo que estuvo en incubación para poder darle impulso a esto que quizás resulte en sí mismo una espiral, o, una mezcla bizarra, no de uno sino de múltiples temas, es porque quiero confesar, que no ha sido fácil, escoger sobre qué escribir. Menos prender el motor que justo desencadenó el mecanismo mismo de transformar los pensamientos en una mirada para ser compartida. 
A veces nos pasa.
El botón de encendido del torrente creativo lo obtuve a través de una escena cotidiana: Ir en un bus y sobre-escuchar la conversación de un par de amigas, que están vestidas igual ( lo que significa que seguramente se desplazaban para ingresar a un sitio de trabajo en el cual les piden se uniformen). " En esta vida, todo se puede". 
Esta frase, fuera de contexto, en un análisis de lógica argumentativa, no sale bien librada. No. En la vida, no todo se puede. Que lo digan las normas y leyes que rigen nuestro cuerpo social ensambladas en voluminosos manuales que pregonan y sobre los que pontifican tantas personalidades de nuestras instituciones. 
Dentro de contexto, la frase dicha de una amiga a otra para hacer lo que hacemos muchas personas, cuando no tenemos un entretenimiento propio en las manos (un libro, por ejemplo), y es, hablar, de personas que no están, puede llevar la digresión a otras tierras. En el caso particular al que hago referencia, la amiga, una mujer en sus 30 años, comentaba su opinión a otra amiga, de otra mujer no presente, quien está estudiando y trabajando y se está quejando, pareciera, de lo difícil que le resulta. 
"En esta vida, todo se puede" dentro de este contexto, pasaría el análisis y el dictamen sería más favorable. Por qué? Porque habla del tesón que le ponen muchas mujeres a sus existencias en las que se le miden al reto de trabajar, estudiar y, además, ser madres...y pueden con todoLa importancia del contexto queda entonces a todas luces, ratificada. 
Foto tomada en día de mercado en El Progreso, Yoro, Honduras.
Para la mujer que sale a vender sus tortillas calientes o las frutas frescas, todo se puede. 
Para la que hace esto y estudia en la tarde, todo se puede. Y qué decir, de la que en la noche, llega a servir a una numerosa familia, hasta que quede el silencio en su casa y la extenuación en su cuerpo. Todo se puede. Y esta noción de poder con todo, las vuelve invencibles ante las dificultades. Son invencibles, a su manera, y son vulnerables, a su manera. Porque esta sensación de lograr todo perfecto dentro de un todo imperfecto puede también sugerir una vulnerabilidad encubierta. 
Foto tomada en El Progreso, Yoro, Honduras
Están resistiendo dentro de un sistema familiar que muchas veces no es soporte a su poder, y dentro de una economía informal, que cuando aprieta las tuercas y amarra los nudos, lo hace sin conmiseración. Hechos recientes de los atropellos que la policía colombiana está cometiendo contra personas vendedoras de la calle y las sanciones económicas que les aplican, debido a la invasión del espacio público, demuestra este punto.
Vayamos al panorama mundial. Naveguemos a contextos lejanos, donde en talleres de esclavitud modernos, ubicados en países como Bangladesh, Brasil, Camboya, Honduras, India, por mencionar unos pocos, el "todo se puede" y la noción subyacente de superpoder, es transferida pero... al dueño de los talleres, quien en efecto puede explotar en condiciones de hacinamiento a mujeres y niñas para que produzcan prendas de vestir para tiendas o almacenes de grandes superficies que venden "moda rápida" a gran escala y quienes son al final quienes se lucran; el dueño del taller y sus gerentes, son quienes pueden, si las mujeres se organizan y suman a la protesta social por condiciones laborales dignas, mandarlas a golpear y a amedrentar e inclusive a matar, para que no exijan un salario mínimo deseable y estable (ver documental "The true cost" en Netflix para profundizar al respecto). 
Si mi interés en este blog fuera la psicología positiva, hace rato tendría que haber parado de escribir. Pero me interesa intentar algo que llamaré obtener una visión caleidoscópica que arroje señales y luces; que ayude a conectar los puntos de la "malla" que se configura en los escritos, con sus "mallas" y repertorios de lectura.

Punto de fuga
"En esta vida, todo se puede" porque:
a) No tenemos otra vida
b) Tenemos discernimiento
c) Tenemos fe
d) Somos ingenuas
f) Todas las anteriores.

Usted qué diría?