jueves, 30 de noviembre de 2017

Las ramas del árbol. Ecos del 14o Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe


A veces se dice que por ver el árbol nos perdemos de ver el bosque...o es al revés?. Los refranes no se me dan. Sin embargo, digamos que lo que acabó de pasar, al estar participando en el 14 Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en Montevideo, en Uruguay, del 23 al 25 de noviembre fue como internarme en un bosque. Allí pude ver un conjunto a la vez que ver los árboles. 
Habían árboles grandes y frondosos. Otros un poco como arbustos, más bajos y más escasas sus hojas. En todo caso, cada uno haciendo de la experiencia, un gran paisaje.
Cuando me interno en un bosque, observo.
Observé durante estos días que hay muchas maneras de ser árbol. Observé también que algunas personas quieren hablar de qué tipo de árbol son y cuáles son sus ramas. Otras en un prudente silencio, nada más quieren darnos sombra.

En el evento entre corredores y avenidas, quise entablar contacto con algunas personas y preguntar un poco cómo estaba la vida y el feminismo en sus respectivos países. Pude reconocer las mujeres de Nicaragua y escuchar su lamento. Como viví allí, me quería informar de mano directa. Por ejemplo, compartió una compañera de Masaya, que el día 25 de Noviembre, tenían una marcha programada para llegar a Managua para visibilizar el tema de no a la violencia, la cual fue bloqueada por las autoridades policiales, y, la mayoría de las que enviaron a cumplir la misión represiva, eran mujeres policías. O por otro lado, pude percibir en las mujeres-árbol de Chile, juventud y tesón para lanzar propuestas y cristalizar políticas en contra del acoso sexual que viven en el ámbito universitario. 

En el último día, coincido por casualidad con una argentina joven, Florencia a quién pregunto, que si los días anteriores, le daban una idea sobre para dónde iba el feminismo y me dijo: "No", mirándome con ojos de plato, como si estuviera viendo a un alien. Con su mirada seguida de una sonrisa, me pareció que me estaba diciendo, " Pelotuda, aquí no se viene a encontrar perspectivas sino a profundizar la mirada propia".

En mi caso, encontré que el camino se está haciendo y que se siente el esfuerzo de nuevas y viejas generaciones de feministas, haciendo camino al andar. Es como si ese gran bosque, en realidad, pudiera superponerse una y otra vez hasta ver un árbol. Uno, cuyas ramas apenas están surgiendo y, tiene otras más constituídas. Y ambas se necesitan: las que están surgiendo y las que están inclusive con huellas de otros tiempos. 

Hoy me despido de Montevideo y veo el sol brillar en su esplendor. Cuánta gratitud por este día y por las última semanas que me han permitido, compartir la sombra, la luz, la alegría y la palabra en un bosque-árbol de esta envergadura.



lunes, 27 de noviembre de 2017

Diversas pero no dispersas

La construcción de la memoria es difícil. Y entre más tiempo pase más difícil se pone la tarea. No sabemos a ciencia cierta si el tiempo corre a favor o en contra de nosotras. Y si no, que lo digamos en nuestro país Colombia que empieza su peregrinación a la memoria, como mecanismo sine qua non la construcción de paz es sencillamente una palabra bonita. Pero bueno, de esto no es lo que quiero hablar sino que hoy me levanté con la resolución después de un día de quietud y de ir a ninguna parte por aquellas cosas que el cuerpo se rebela, de empezar a convertir en relato lo vivido en los últimos 4 días en la Rural del Prado, aquí. 

En aras de ubicar: estoy en Montevideo, vine hace un rato, viajé a Brasil, volví y participé del EFLAC, versión 14. Terminó el Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. 

En la entrada anterior dije que había sido bastante simpática la inauguración del evento en el que las organizadoras o por lo menos la maestra de ceremonias nos había dicho: " Bienvenidas vaquitas lindas". Me quedé sintiendo que esto ya planteaba un encuentro bastante irreverente y lleno de toque humorístico.
 
Entré en sus avenidas, corredores, disyuntivas, con el paso firme de querer sencillamente dejarme llevar por la dinámica que cada día me proponía. El primer día, un poco la apuesta era, descifrar el lugar con sus circuitos entreverados y encontrar el salón donde se suponía que iba a pasar la mayor parte de los días por el tipo de eje de reflexión que escogería. En un comienzo me planteé el tema de "Autocuidado, protección y buen vivir feminista" porque donde haya buenvivir, quiero estar. Sin embargo, en medio de los giros de la vida y por un detalle, la temperatura del salón, me decidí a migrar al salón adyacente lo que significó cambiar completamente el enfoque de mi mirada en el evento. Resulté "colándome" en el eje: " Autonomía y poder: dilemas y desafios".

En la secuencia de eventos que esta movida o cambio de espacio desencadenó, surgieron multitud de interrogantes y paralelo a las intervenciones de las compañeras que estaban en este lugar ( un hangar, gris, mucho más agradable en su microclima que el anterior sitio), empece a garabatear en mi cuaderno de notas, unas preguntas personales. Y al final, asistir a estos eventos en el que hay 2200 mujeres del mundo, todo gira en torno a lo personal y lo personal es político. 



Las mujeres que habían allí, en su mayoría, abogadas, sindicalistas y activistas de países como Argentina, Brasil, Bolivia, El Salvador, República Dominicana,  Perú, Uruguay, expresaron puntos de vista que sugerían un cierto nivel de "stress" de los desafíos de la construcción de la autonomía y del poder de las mujeres. En el marco de esta asamblea en la que transcurrió mi mañana, entre las percepciones mentales surgía en simultánea, la pregunta sobre el lugar donde ocurre la autonomía y el poder personal de las mujeres: su cuerpo. El cuerpo de todas, que es el lugar desde donde nos paramos las mujeres a vivir. 

Y bueno, sencillamente, no podía parar de pensar: De qué autonomía y poder podemos hablar las mujeres en un contexto como el que está viviendo Latinoamérica y el Caribe en la actualidad? He estado en tres países antes del evento, y es obvio, que la situación política y económica está hecha trizas, la derechización y la involución o retroceso en términos de los derechos económicos, sociales y culturales es generalizada, sin entrar en el tema de lo que está pasando en cuanto a derechos sexuales y reproductivos... Y como si no fuera suficiente con esta embestida, las religiones, están adicionando "pimienta" al gran cocido, marinando nuestro futuro. 
Y estaba en esta burbuja reflexiva o espacio paralelo a la discusión de la asamblea, ascendiendo en el aire de este hangar gris, cuando una mujer Graca de  Paraiba, Brasil, una dirigente sindical mayor, en medio de su portuñol, dijo despacio, porque se le pidió a las brasileras que hablaran despacio para entenderlas (no hubo traducción simultánea!!!!) dijo la verdad más simple: " La autonomía es muy difícil". Plop, caí de nuevo como manzana de experimento de Galileo Galilei en este auditorio para aterrizar en la certeza que para las mujeres, la autonomía, el poder, todo está desmoronándose. Y me temo que esta sería una mala noticia, de no ser porque al cierre del evento, las organizadoras nos dicen que en el encuentro hubo 2200 mujeres, de las cuales más del 50% eran menores de 40 años. Y lo digo porque esta estadística definitivamente me tranquilizó. Si todo está en franca demolición, allí estarán ellas. Todas estas jóvenes vestidas de diversidad, listas para empezar desde las ruinas la labor gozosa de crear lo imaginado.





No puedo terminar sin decir que me sentí conmovida en muchos momentos particulares de este gran río de féminas. En la inauguración, en el momento del cierre, sin embargo, mi momento favorito, fue en la marcha de finalización del encuentro, el 25 de noviembre, día internacional de la eliminación de todas las formas de violencia contra la mujer, en que nosotras las mujeres del EFLAC caminamos por la emblemática Avenida 18 de Julio y nos encontramos en la plaza de la Intendencia con las mujeres de negro, para decir: " Nunca más, ni una más porque vivas nos queremos". 



Y me conmovió porque fue un momento en que el color/calor que traímos nosotras, por el ritmo de los tambores de la batucada, por la canción de las brasileiras, se reunió con una masa de mujeres y hombres, vestidos de negro, en actitud ceremonial que nos esperaba. Y fue definitivamente en esta fusión de estos dos torrentes de humanos y humanas que no pude contener más las lágrimas, para sentir que cuando el mundo en su inmensidad comprenda que la violencia contra la mujer no es natural y tiene que acabarse, sólo ese día, empezaremos a transitar el camino de una visión del mundo feminista globalizado. O quizás una otra visión en la que ya el feminismo no sea necesario.






viernes, 24 de noviembre de 2017

No hubo tiempo para las "saudades"

Salir de un lugar en el que se ha sido feliz y dejar atrás a los amigos que te han abierto las puertas de su casa y han irradiado calor y luz a tu corazón, nunca es fàcil. El centro del pecho, se siente como con un "buraco" y la mezcla de emociones y sentimientos nos invaden. Sin duda, hay tristeza, alegría pero en especial, hay escasez de palabras para expresar lo que se siente. Habría que inventar otro nuevo diccionario o crear un alfabeto emocional distinto.
Estaba en esta búsqueda de palabras cuando me embarqué en la tercera etapa de mi viaje. Camino a Montevideo de nuevo, al Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en su versión 14, me perdí en la búsqueda y apenas toco tierra uruguaya, tomo un taxi, voy al hotel al encuentro de mis amigas y "socias" de aventura, me doy cuenta que estoy en otro estado de ánimo. Las "saudades" no alcanzaron a cristalizarse porque el nivel de expectativa del próximo encuentro, nos ahoga en un mar de palabras y en un hiperactivismo que sacamos a pasear entre la 18 de Julio y las ramblas conocidas,que hacen parte de las orillas de esta maravillosa ciudad, a la que debo confesar, empezaba a extrañar.
Cuando te encontras con otras amigas de otras trayectorias vitales como ha sido el feminismo, se empieza a fluír en tiempo reflexivo-entretenido. Tenía lugares que estaba reservando para el momento de verlas y entonces como sacando de un sombrero de maga, las propuestas, se las lanzo y ellas aceptan. Vamos a lugares emblemáticos donde nos sirven viandas, confites y cerveza que al son de la conversación se tornan en manjares exquisitios. El mercado de la abundancia, la cafetería Oro del Rhin y el paseo de la rambla, Mahatma Ghandi, son testigos y sellan nuestro estado pre-encuentro.
No tenemos una conversación única. Ni siquiera intercambiamos las expectativas que cada una tenemos del evento, nada más sabemos que la experiencia nos transformará.



Y cuando el día anhelado llega, en la fila de inscripciones nos reconocemos diversas pero no dispersas como lo que somos.
Empezamos a circular entre una multitud de corredores que tienen unos galpones gigantes porque el lugar, la Rural del Prado, es una instalación donde se hacen ferias, congresos de índole agrícola. La inauguración del EFLAC 14, acontece en uno de estos espacios que tiene en letras al mejor estilo Gaudí, la placa BOVINOS. Ya desde allí lo inusual no deja de ocurrir.
La encargada de darnos las palabras de bienvenida, nos saluda, bienvenidas "vacas bonitas"...risas. Con esto sé que va a ser distinto este evento. Y no solamente transformador sino revolucionario: vamos a desacralizar los espacios y a desmitificar, las vacas sagradas dentro del movimiento.
Quién quita que terminemos siendo unas hermosas, unas lindas rumiantes con un sólo estómago dividido en cuatro cavidades...o una hidra de quien sabe cuántas cabezas.
Veremos pues.




miércoles, 15 de noviembre de 2017

Florianópolis: Beleza ilimitada

A veces la vida, como un hábil exhibicionista nos acorrala. Se nos muestra desnuda y haciéndonos torpes guiños juguetones, alegres, nos dice: "aquí, aquí". Y apenas miramos allí, nos damos cuenta que estamos rodeados de belleza. La dosis de esta deliciosa entrega puede venir en presentaciones muy diversas: cápsulas, jarabes, hasta baldes de belleza pura e ilimitada.

En los últimos dos días no he hecho sino recibir monumentales dosis de belleza. La primera dosis se nutrió de los ritmos de la música de Chico Buarque, interpretada y re-inventada por un cantante portugués llamado António Zambujo, en un concierto maravilloso en el teatro Ademir Rosa del Centro Integrado de Cultura, CIC, al que tuve oportunidad de asistir por los buenos oficios de mis anfitriones en Florianópolis, Luciana y Edir.

Esta primera dosis me dejó con el alma "erizada" y con la sensación que a pesar de no conocer todas las letras de las canciones que António puso en escena, estas músicas renovaron las fibras de mi corazón. Lo tiñeron de un nuevo rojo y lo afinaron con una delicadeza que conmovió lo más profundo de mí. Sentimiento para el que muchas veces la descripción ni la narrativa hacen justicia.

La segunda dosis vino en forma de caminata de 6.5 kms. por lo que se conoce aquí como una "trilha" o un sendero, al lado de la Costa de la hermosa Laguna de la Concepción. 


Este lugar me ofreció, además de la exquisita belleza del paisaje, su musicalidad también. Al principio, la aventura estuvo enmarcada por el golpe del agua a la que quise saltar más de una vez. Después, en una parte del camino, se transformó en una secuencia de sonidos particulares a la vez, primitivos y sofisticados producidos por el choque de los guaduales mecidos por el viento. Luego, quedó sólo el viento y el batir de alas de algunas aves. De acuerdo a una de las amigas caminantes, Dina, le parecía que ellas a veces hacian unos graznidos cortos y estridentes... como si se rieran de nosotras, pobres humanas sin alas. 



Estos 6.5 kms. entre sol y sombra, partes planas y subidas entre piedras, me dejaron agotada pero feliz porque recordé que caminatas como éstas, refuerzan el sistema inmune, mientras el corazón, de otra parte, bombea firme toda la sangre, toda la fuerza, toda la sustancia que permite esperar con ansiedad, las próximas dosis de belleza. Adicta a la vida!


Noviembre 14 y 15, 2017.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Que 20 horas son nada, ché! Florianópolis aquí yo

Y sí, me decidí por un viaje de 20 horas entre trayectos y paradas para el encuentro, la reunión, la risa, la palabra renovada, la amistad de siempre: estoy en Brasil. Llegué a Florianópolis, sitio de residencia de Luciana y Edir, una pareja entrañable y muy cercana a mi corazón viajero.
Ellos no podían creer mi resistencia cuando me vieron llegar de un recorrido de 20 horas bordeando el sur. Es un viaje que a otra persona cualquiera, desanimaría. No a mi.
Salí en la noche de Montevideo en un bus con sillas cómodas (semi-cama) de la empresa ttl y llegué a las casi 6 de la tarde hora de aquí, donde espero sencillamente acompañar las rutinas  y disfrutar del tiempo de la mejor manera: compartiendo.

Es emocionante pensar que en menos de 10 días ya he estado en tres países y he tenido que reajustar mi reloj a los tres husos horarios en los que me he movido: de Colombia a Uruguay y de Uruguay aquí. Hay una sensación de expansión y de misterio en esto. Soy más joven o más vieja en el intento? ...qué más da! No me importa.
Sólo me trama el adelante. Las sorpresas no podían ser mejores: un concierto, conocer al grupo de amigas de Luciana o a esa red de afectos que tejemos las mujeres para darnos alegría hasta en las horas más marchitas, hacer caminatas de 8 kms, lavar mi ropa, risas... no puedo esperar...
Hoy lunes 13 de noviembre, inicio de semana, me doy unas palmaditas a mi misma al salir de la cama y me digo: "valieron las horas de bus que igual, son nada, cuando son el preámbulo de la estación amistad que es el alimento sagrado de la vida!"

viernes, 10 de noviembre de 2017

Ante la duda e inquietud, tómate un café

Entre los expositores recientes de un festival de literatura en mi ciudad natal, Cali, llamado Oiga, mire, lea, estuve en una conversación sobre literatura de viajes, literatura de ciudades entre Santiago Gamboa (Colombia) y Jorge Carrión (España).  Este último escritor compartió que cuando viajaba, trataba de encontrar en la geografía naciente ante sus ojos, claves. Desencriptar los signos, reconocer las señales. Confesó que se iba a las librerías y allí, empezaba su labor de investigador.

A mi las librerías me fascinan. Lo mismo las cafeterías. Sin embargo, entre estos sitios de hervor y movimiento, a veces, quiero sencillamente, rescatarme y perderme en algún museo. Adoro sus silenciosos corredores.
Empecé el día de ayer, considerando que no había todavía tomado una decisión sobre a qué museo ir aquí en Montevideo. Muchos se anuncian en las guías y se señalan en los mapas: el museo del carnaval, el museo del centenario, el museo del gaucho... el Museo de Arte Precolombino e Indígena, MAPI, ganó. Decidí recorrer un sector de la llamada Ciudad Vieja, en modo encuentra a MAPI y bueno, antes, me encontré en las paredes de algunas casas de este sector, los gritos a voces de murales de autores y autoras desconocidos que me alegraron la mañana. 



Paso por una callecita donde una puerta abierta me muestra una fuente de mármol y decido, curiosear. Resultó un pequeño museo que no estaba en el radar y que se conoce como la Casa de Montero o museo histórico nacional Museo Romántico. El sitio de ingreso gratuito alberga la colección de pinturas, muebles, indumentarias y objetos de uso cotidiano, donados por las familias de los herederos y herederas de la clases alta de otras épocas en Montevideo. Decido seguir el circuito, como única visitante, y por eso, ir preguntando a las guías por los detalles de la historia de las familias Montero, Santos y otras de apellidos, entre criollos y europeos, que se han ido atesorando en los pequeños y grandes objetos. Es increíble cuánto lujo! Marfil, mármol, maderas exquisitas, peines de carey...quiénes eran estos personajes? La mayoría comerciantes que tuvieron su esplendor y que como toda familia pudiente en lo único que pensaban era en cómo casar bien a las hijas y enviar lejos a los hijos para que retornaran luego a posesionarse de los negocios robustecidos por el esfuerzo de los padres. 



Cuándo le pregunto a Luciana y Emilia, las guías, que antes de estas familias quiénes estaban en Uruguay, me responde Luciana firme y decidida: los charrúas. Y quedé entonces con la tarea de investigar, resultando que en efecto los charrúas existieron; antes de ellos, otros grupos de pobladores amerindios, los catalanenses ya existían. 
Me despido del museo y tomo la foto a mis guías, quienes dicen que es la primera vez que alguien les pide una foto de ellas, enfilando pasos para MAPI sin desvío. Una cosa es lo que nos proponemos y otra lo que el día nos regala.

Paso por una casa que tenía toda la cara de ser la sede de algún sindicato, donde veo una tela que hace un llamado a la crisis de la pesca en el país, para al doblar la esquina encontrarme con una protesta bastante particular frente a una de las tantas oficinas del Ministerio del Trabajo y Protección Social.  Me acerco  con prudencia a la persona más al margen de la acción preguntando el por qué la protesta ( mi ser periodista, se manifiesta). Ella me responde que protestan para denunciar la represión sindical. Me alejo entre brincos de sobresalto, porque aquí, los que protestan no gritan sino que tiran pólvora. Sí, cambian los gritos por la explosión de la pirotecnia...casi corriendo me alejo porque ya mi trauma de colombiana con las bombas y papas explosivas, no soporta mucho este tipo de activismo.
El MAPI resultó un poco una decepción porque estaba en reconstrucción de algunas alas y en re-organización de salas. Así que rápidamente, doy una mirada a las salas inferiores donde descubro una información que me revela que en los asentamientos indígenas, este tema de las clases altas, también existía como característica fundacional de la organización social. Y entonces, cuándo habrá existido una sociedad sin todo este berenjenal de clases, castas, privilegios, divisiones que parecen haberse perpetuado en nuestro modo de vivir? Claro, la pequeña diferencia es que las clases sociales actuales, esas que están en el tope de la pirámide, vienen de construirse a partir del aniquilamiento de estas  otras sociedades que estaban igual de desarrolladas como las indígenas.


Me inquieto y en momentos así, cueste lo que me cueste, prefiero, un trago de café. En la cafetería de MAPI, pido un americano que por fin me sirven como siempre he querido que lo hagan: Una taza perfecta llena de café oscuro hasta la mitad, una pequeña jarra de agua caliente para ir midiendo la espesura del mismo y al lado un pequeño vaso de agua helada. Qué bien! Le pregunto a la mesera, qué tipo de café es el que estoy tomando y me menciona la marca Cabrales que me dice está hecha en el que sirven hoy 70% de café colombiano y 30% de café del Brasil. 

Allí las nubes que poblaron mi mente de tantas preguntas y dudas, rápidamente se llenan de  burbujas de café aromático listas para ser bebidas. La evanescencia hecha sabor a mi tierra. Noviembre 09, 2017.