martes, 26 de febrero de 2008

" Cuidado en la calle, cuidado en la acera, cuidado donde vayas, cuidado donde sea, que te andan rondando"


Aqui voy. A mediados de semana, con mejor ánimo y recordando los diferentes relatos de personas alrededor mío en Honduras, que me han hablado de robos, asaltos y secuestros. Los asaltos, están a la orden del día y les han pasado a muchas personas, ahora me tocó a mi, y por ello no debo perder la confianza. Sencillamente debo estar más alerta y hacer ajustes al esquema de seguridad de la oficina. Vamos a ver qué cómo cambiamos ciertos detalles en la puerta, los vidrios y hasta quizás, consigamos un vigilante que nos esté rondando.

El trabajo sigue adelante. Las perspectivas se empiezan a ajustar de acuerdo a la nueva información que tenemos sobre nuestros becarios y becarias. Los planes se van ciñendo a las realidades y retos que ellos y ellas nos presentan.

Incluso en uno de los grupos focales con los jóvenes del programa de becas, ahora recuerdo, que se les pidió que dramatizaran los tres problemas que más afectaban a los y las hondureñas en la actualidad, y representaron la desintegración familiar, la delincuencia y la corrupción.

La delincuencia es un problema no sólo de los jóvenes, sino un problema común a todos y todas. La respuesta a la delincuencia, sin embargo, no es comunitaria, sino individual y aquí, es que una vez, uno ha tenido un incidente, queda sintiéndose como en una isla. Y de pronto, a la desintegración familiar se suma una noción de comunidad desintegrada o inexistente. Entonces, si veo que algo pasa a mi alrededor no me meto, y si me pasa a mi, no llamo a la policia porque no es la institución confiable y protectora sino corrupta y con conexiones con los grupos delincuenciales. Toda una red social vuelta hilachas.
No sólo se necesita reconstruir el tejido social en países en conflicto social y político como Colombia. Sino también en países azotados por la pobreza, la delincuencia y la corrupción como Honduras.

viernes, 22 de febrero de 2008

Asalto a las 11:20 a.m.

Bueno, una semana en la que simultáneamente, se retire Fidel Castro del poder, y haya un eclipse lunar total, tiene que traer algunos eventos inesperados. Y en efecto, hoy se concretó el hecho que terminó de convertir la semana en una inolvidable: nos asaltaron dentro de la oficina de la organización. Estábamos solas, Erin, Coordinadora de Voluntarios, y yo. Ambas trabajando en nuestros respectivos escritorios y portátiles, debidamente asegurados a los escritorios. El joven que nos asaltó, se veía pálido y algo descompuesto. Llegó y entró preguntando por unas camisetas que la organización tiene para la venta exhibidas a la entrada, y cuyos fondos, van a la cuenta de las becas. Cuando le dio por preguntar dónde las estampaban, pensé que estaba un poco perdido, pero la perdida era yo, porque el sabía para qué había entrado a la oficina. Nosotras no. Nos vio solas, mujeres, en una oficina, que no tiene, gente adelante ni a los lados, porque hay sólo locales desocupados, en un centro comercial que tiene una parte un poco muerta, o sin movimiento y la otra, más activa, y claro la parte en que está nuestra oficina, es la que está más solitaria, y dijo, estas son las víctimas perfectas. En cuestión de segundos y de nosotras no interpretar las señales, como el rostro sudoroso, la distancia corporal, extremadamente cercana, y la pregunta fuera de lugar, de dónde era que estampábamos las camisetas, la situación cambió. El nos dijo "saquen todo, celulares, pisto (plata en hondureño), todo" al tiempo que se llevaba una mano a la cintura, con el gesto de estar a punto de sacar un arma, que al final del susto, Erin y yo pensamos, que quizás nunca tuvo; pero bueno para mi no era importante investigarlo. Una vez le entregamos lo que teníamos en nuestro poder, tres celulares baratos y alrededor de 30 USD, nos obligó a ir al baño para que no saliéramos persiguiéndolo "porque les pego un tiro". Y así lo hicimos.
Lo curioso de todo el hecho, es que afuera, se suponía que había un vigilante, que siempre nos dió un poco de tranquilidad, pero cuando pasaron unos pocos minutos y salimos a avisar que nos acaban de asaltar, y sobretodo lo gritamos al vigilante, el nos dijo, que el estaba en el sitio para cuidar las plantas y los vidrios de los locales, pero no a los locales, ni a lo que pasaba dentro de ellos. Nunca había oído tal cosa en mi vida. Un guardia vigilando que no se lleven las plantas y que no destruyan los vidrios, y que cuando asalten a las personas, no haga nada, dónde se ha visto esto?

miércoles, 20 de febrero de 2008

Inter mundos

Tuve que salir del país y volver a entrar para poder obtener un permiso nuevo de estadía por 90 días en Honduras. Mi viaje fue a Miami, Florida, en los Estados Unidos porque mi visa norteamericana me facilitaba todo. Es increíble como la vida sin visas, se nos complica como colombianos, en esto de cruzar las fronteras, de países hermanos. Aquí en Centroamérica, no puedo moverme fácilmente, a los países vecinos porque todos exigen visa a los colombianos, a excepción de República Dominicana y Panamá. Siempre hay una potencial complicación, cuando se viaja con un pasaporte colombiano; o al menos, una tensión en los cruces de fronteras. Aunque aquí en Honduras, en las dos ocasiones que he entrado ha sido más bien suave.
Miami estuvo de lo más sosa, sin sobresaltos y un poco a la buena del ritmo de la familia Colorado, mis anfitriones. Hubo un poco de compras, nada de rumba y más bien un ir a ninguna parte. Estacioné en un suburbio o ciudad del sur de Miami, llamada Winchester. El mar no lo ví ni en las curvas.
Me oxigené un poco con el aire contaminado de las autopistas y los highways de esta ciudad para aterrizar ayer de nuevo en la realidad de El Progreso y retomar los hilos de la organización, con sus rutinas, problemas y planes. Pero vengo con la actitud, que no habrá problema que no se solucione ni plan que no se cumpla o transforme en uno mejor. Siento el camino abierto.
Al ver los paisajes desde el avión, los de salida de Miami y los de llegada a el Progreso, sentí el contraste. Un paisaje de avenidas, construcciones, montón de autos por uno de plantaciones de banano y palma africana milimétricamente trazados. Caminos rurales en vez de autopistas. Rios y quebradas en vez de canales y barcos. Honduras es verde. Me impresiona que en cuestión de 2 horas y 5 minutos, las geografías sean tan diferentes, las condiciones de vida de las personas tan opuestas, como opuestas las visiones de desarrollo. Supuestamente allá está el primer mundo y la primera potencia, y aquí .... el otro mundo, que no considero sea ni segundo ni tercero, sino sencillamente otro. Dos realidades que coexisten.
Veo al aterrizar en el aeropuerto de San Pedro Sula, los terrenos quemados alrededor de la pista como heridas en la piel de la tierra. Pienso que quizás esto también son las autopistas de la Florida.
Regresé el mismo día que el comandante Fidel Castro renunció a su cargo en Cuba. Y hoy para completar hay eclipse total de luna. Fenómenos inesperados en una misma semana entre dos mundos.

domingo, 3 de febrero de 2008

Alimento, afecto, nutrición, amor

En estos días, más exactamente el jueves 1° de Febrero, nos invitaron a Chelsea y a mí, a un programa de televisión del que no daré el nombre, en un canal local por cable. Aparte de comentar que ha sido la peor entrevista de mi vida, -- gracias al cielo, casi nadie ve este canal--, por el periodista tan poco preparado y por sus múltiples comentarios desatinados, diré una de las frases que me salió sobre los problemas que enfrentan los niños, niñas y jóvenes en esta parte de Honduras donde me encuentro. En general estaba comentando el estado de desprotección y un poco el abandono en el que se encuentran. Muchos no crecen con sus padres ni madres porque ellos han tomado el camino al norte donde trabajan y mandan dinero a través de las remesas para su sostenimiento. Y allí, dije, que estos niños, niñas y jóvenes no reciben amor porque el amor no se puede mandar a través de una remesa. Y me devuelvo a mis memorias de viaje, para encontrar esta nota, que habla un poco de lo mismo.

Octubre 22, 2007.

Visita a un Centro de Nutrición con el que OYE trabaja desde hace tiempo a través de la vinculación de voluntarios quienes asisten en horas de la mañana y ayudan con las labores de atención a los bebés y niños y niñas que aquí viven.
En esta visita, estuvimos en contacto con l@s niñ@s como víctimas de la falta de alimento; y no sólo el alimento comida, sino el afecto como alimento. Niños que son “rescatados” de sus familias empobrecidas y que van por un tiempo o indefinidamente a este centro. La ayuda económica la reciben de una parroquia y es escasa. Los niños vienen en malas condiciones, son evaluados por una enfermera y en este sitio, reciben alimentación 6 veces al día y medicamentos. Algunos son desparasitados y otros y otras tienen daños cerebrales más severos que requieren atención más especializada que en este sitio no pueden suministrar.
Conocí a una chiquilla preciosa que tiene 7 meses y es producto de un embarazo no deseado. Su madre tiene 15 años y aunque la visita de vez en cuando, la realidad es que no sabe cómo atenderla ni se siente preparada para ser mamá, ni siente afecto por situaciones que no traeré a cuento. Ahora la suerte de la chiquita está en discusión. La niña-madre no la puede sostener. El padre de la niña-madre está alegando su derecho sobre la bebita.

En Tela da

Octubre 20, 2007.
Aquí estoy en la Bahía de Tela visitando por primera vez el mar hondureño. En un sitio ecoturístico conocido como San Juan. En plena zona de negritudes que aquí se denominan garífunas. Nuestra gente chocolate es igual en todas partes. Los cuerpos grandes, la mirada con cierta desconfianza. Don Tongo, el propietario del lugar, ofrece cabañas y servicio de comidas. En la bahia de Tela, en la playa San Juan, el mar es suave, las olas no muy grandes. En mi memoria está la imagen de las playas del Parque Tayrona en la costa norte colombiana y casi que al unirlas dan la misma silueta: mar claro, azúl verdimarino, olas de encaje semigrueso y arena blanca finísima casi polvillo.
La salida no ha tenido el sol que nos acompañó toda la semana. Irónico. Es muy grato, estar aquí y rebobinar mi deseo de mar de hace tan poco tiempo, cuando me congelaba de frío en Bogotá. Me siento afortunada. Un baño de mar largamente deseado que se realiza con pausa. Seguiré deseando bien para mí y para otros y otras. Extraño a Javier, a mis viejos, mis panas y hasta a mi gata Fortuna Antonia. ¿Cómo irán tod@s? Espero que muy bien y que también sus deseos se estén cumpliendo en estos días.

sábado, 2 de febrero de 2008

Diario de viaje


Octubre 19, 2007

Primer día en OYE. Empezó la orientación y con ella el escuchar a Justin y a Ana Luisa, traer la memoria organizacional. Me dieron detalles del nacimiento de OYE, los orígenes, los momentos diferentes y las etapas que han vivido. Todas estas palabras de los hitos, sazonadas por una buena dosis de remembranza personal por los diferentes vínculos emocionales afectivos que tienen con este pedazo del mundo y principalmente sus niños, niñas y jóvenes.
También fue el día de conocer al resto del combo. Chelsea, Erin, David, Shin, Cosmo, Luis. En fin, de la presentación social y el intercambio inicial de energías. En el otro proceso de conocimiento y reconocimiento, estuve en el que será mi alojamiento definitivo. Es una casa, que se encuentra situada al lado de una cancha de futbolito y enfrente de una iglesia evangélica. No tendría problema pero no me gusta que está construida en una especie de área pantanosa por lo de los mosquitos y lo otro es que, no me pareció muy segura. Ya veremos cómo evoluciona esto.

Segundo día de orientación. Salir a hacer visitas y recorridos por los alrededores. Las colonias y los barrios marginales y la pobreza que no se refleja en las viviendas. La visita al canal de televisión de un hombre llamado Don Juan. Seguir hacia el hogar de COPPROME en frente de la maquila y a pocos metros de la construcción de un super mall con exteriores de aeropuerto.

El viernes, estuvimos en una pequeña sesión de reflexión y en la tarde, después de una visita al centro, nos concentramos cada uno en lo suyo. La noche del viernes, fue la de cenar con la otra organización que hay en la oficina la Students Helping Honduras, SHH. Cosmo Fujiyama fue la voz cantante. Nos expresó sus puntos de vista sobre el servicio de voluntariado de los norteamericanos y cómo la vida puede ser más real para ellos aquí que en su propio país.