martes, 26 de septiembre de 2017

Detrás de la ardua tarea de escribir, está la vida

No podría pensar que una semi-catástrofe de estos tiempos de la tecnología iba a ser el impulso natural que necesitaba para poner mi mente y mis manos sobre el teclado. Mi celular tuvo que ser reseteado y bueno, lo que no guardé a través de un backup, se fue en la espiral del programa "limpiador" que me ayudó a descargar archivos temporales que estaban haciendo pesado su funcionamiento.
Se fueron a la nada entonces las notas tomadas durante un evento al que asistí que me deparó gratas sorpresas: El 3er Festival Internacional de Literatura, Oiga, Mire, Lea, realizado en la Biblioteca Departamental del Valle, en la ciudad de Cali, del 01 al 09 de Septiembre.
La memoria, y no la del celular, empezó a hacer los trazos simpáticos de reconstrucción de estos días en los que me dediqué a asistir a las presentaciones que me entusiasmaron.  En la primera, " Literatura de viajes, literatura de ciudades", la palabra la compartieron Santiago Gamboa de Colombia y Jorge Carrión de España.

En el conversatorio entre estos dos escritores, me quedó resonando el eco de dos palabras,"experiencia vital", como principal contenido para la labor de quienes escribimos. Estar viva, es quizás, el único requisito que necesita una persona que escribe, a la hora de volver lo que vive, historia escrita. En esta fuerza de la "experiencia vital" está la médula del oficio. Los dos nos deleitaron entonces, con su trayectoria de escritores y viajeros, sintiendo que me identifiqué mucho más con Carrión, porque expresó que él, viajaba y merodeaba los nuevos lugares, con el objetivo de encontrar la clave que encriptaba la geografía visitada, y que él transformaba en relato. Y confesó, uno de los sitios que destinaba para esta búsqueda, son las librerías.
Las librerías y las cafeterías, siempre han estado entre los grandes tesoros que persigo al viajar.
No sé cuál de los dos, si Gamboa o Carrión, destacó, lo importante que es mirar a los personajes anónimos con ojos de oráculo, para entender también, las culturas que atravesamos al estar viajando.
Luego, estuve intrigada al encontrar en el programa voces de jóvenes mujeres escritoras y quise entrar a las presentaciones de sus libros y a sus conferencias.
Las dos escritoras que me llamaron la atención fueron Juliana Restrepo, con el lanzamiento de su libro Corriente y Patricia Engel, quién se planteó la pregunta vasta: Cómo me convertí en escritora?. Las encontré a las dos, sencillas y directas.
Juliana  Restrepo compartió que escribe para escaparse de su mundo científico como Doctora en Física. Adora ambos universos. Sin embargo, escribir la hizo sentirse más liviana.  Patricia Engel, se convierte en escritora porque quiere acompañarse en medio del exilio de una extensa familia latina en los Estados Unidos y un poco también para quebrar la dureza de una realidad laboral que la hacía sentirse miserable. En su libro de cuentos Vida, comparte que decide empezarlos, cada uno, con un secreto de uno de los personajes. Patricia, me impactó porque es una mujer joven que en su intento por convertirse en escritora, se pone una fecha límite. Se plantea dedicar 5 años al intento y con disciplina, lo logra (me pregunto quién habrá pagado las cuentas en esos años o tiempo de los intentos?).  La disciplina, afirma, es la característica, que le da a la medular "experiencia vital", el temple necesario para "esculpir" los libros y cosechar los éxitos.
La visión caleidoscopia de estos 8 días, no podía resistirse a la magia de la literatura para hacer reír desde la perspectiva desparpajada de mujeres como Amalia Andrade, con sus libros de humor y dibujo, Uno siempre cambia al amor de su vida (por otro amor o por otra vida) y el de Cecilia Ramos, La Ché, un día a la vez. Este par de mujeres, quienes compartieron escenario con Vladimir Florez ( Vladdo),caricaturista, periodista y escritor colombiano, en la conversación a tres voces, "De tusas, miedos y amores difíciles", recrearon con sensibilidad y carcajadas sus historias de creación.
Amalia, referencia como modelo de inspiración a la británica Adele, con su canción insigne del album 21, "Someone like you"  y cómo se propuso,  a partir del desamor y la reflexión que podía provocar en su libro, renacer, como Adele, de manera sanadora y creativa después de tener el corazón roto ( y de paso hacer dinero, claro). El ejercicio de la escritura, se convierte para ella y para muchas, en una suerte de terapia, en un acto de sanación en sí mismo por el potencial transformador de la realidad vuelta arte.
Para terminar, me sorprendió  la intervención de Ricardo Silva Romero en el conversatorio sobre literatura y periodismo donde habla de su novela Historia oficial del amor y dice de manera acertada que es a través de la palabra escrita, que muchas veces las personas encuentran una manera de articulación de su ser, como no ocurre, a veces, en la vida cotidiana ni en la psique de quién escribe.
Los mensajes que deja este evento son simples: escribir exige que estemos vivas, seamos curiosas, tengamos disciplina. Nos hace que nos pongamos límites y metas, que accedamos a la creación como tabla salvadora, bálsamo para calmar los dolores o como teatro para reír de lo que la vida nos entrega. Para hacer sentido del insondable misterio que ella nos plantea y que tanto nos agita.