domingo, 30 de diciembre de 2018

Spirit Airlines o la "bare fare"

Vuelo 594, Spirit Airlines. Hora de salida de Cali, Colombia prevista, 7:00 a.m. de un sábado, Diciembre 29 de 2018.  Hora prevista de llegada a Fort Laudardale, Florida, 10:56 a.m. Hora real de salida: 7:04 a.m. Hurrah!
Reporte de viaje identifica unas pocas turbulencias en el vuelo. El avión está nuevo, sin sillas que se reclinen, sin pantallas, sin ningún tipo de aditamento adicional. Te ofrece lo básico. La tarifa, la más económica. Por eso la llaman la "bare fare" o la tarifa desnuda. Si va adecuándola a su preferencia, la va vistiendo, y eso, cuesta. Si escoge el asiento, paga. Si lleva equipaje adicional a una pieza de mano, paga. Si quiere alimentos y bebidas, paga. 
En vuelo a las 9:46 a.m. registro y pienso mientras veo las nubes por la ventanilla, que esto de las aerolíneas de bajo presupuesto tiene sus ventajas. Primero, te sacan de tu zona de confort, nunca viajo en ventanilla, me gustan los asientos de corredor y me asignaron ventanilla; te vuelven personas esencialistas, tienes que reducir tu equipaje a lo esencial, y hasta te ponen a fluir en modo juguetón, pues, al no tener información de vuelo en pantalla, cada que miras por la ventana, al ver alguna parte de la geografía, juegas a las adivinanzas para intentar saber dónde va el avión. 
Tocamos piso de pista del aeropuerto de Fort Laudardale a las 10:36 a.m.. Eso significa que  llegamos con 20 minutos de adelanto? Sí y no puesto que no tenemos "gate" o puerta de desembarque asignada. Hora de salida del avión, a las 11:15 a.m. 
Aprendo entonces que una es la hora de poner la aeronave en tierra y la otra la de llegada oficial al destino. Llegamos a una parte, cuando caminamos por los corredores del aeropuerto donde desembarcamos. En este caso el Internacional de Fort Laudardale - Hollywood. Llegué y con el nombre de este aeropuerto me siento una estrella.



viernes, 21 de diciembre de 2018

Sin-nexos y Con-nexos



Se acerca una gran fiesta para el mundo. Por lo menos, para el católico, apostólico y romano que es en el que crecí. Una en la que el consumismo se dispara y los locales comerciales hacen las ganancias que no han logrado obtener durante todo un año. Es Navidad y en este mundo católico (y quizás en otros), el amor se demuestra a través de una acción popular por estas fechas: regalar.
Compramos para decir " te amo".
Por eso es usual hacer por esta época, las famosas listas: la de regalos, la de propósitos para el año que llega, etcétera.
Un nombre de un lado de la lista, un regalo, del otro. Con el nombre buscamos lo que le gusta tener o hacer a la persona. Lo que disfruta. Conocerla es saber esto.
Me he puesto a pensar y entre vueltas y revueltas mentales, empecé a escribir un artículo que se centrara en decir, no pienses en lo que hacen o les gusta a las personas; piensa en lo que son, en su esencia. Y hasta llegué a escribir unas 19 líneas que terminaban haciendo una invitación.
Hoy decidí que he hablado mucho y he hecho muchas invitaciones en este blog durante este año. Y por eso, es que hoy desde una página nueva, me lanzo a proponerles un énfasis por esta época centrado en la gratitud de un año que ya ha traído muchos regalos. Secuencias de eventos que han hecho la existencia interesante, dolorosa, alegre, quizás completamente fracturada para algunas personas, sin embargo, existencia.
De allí como de un trampolín me lanzo a proponerles vivir estos días desde un lugar en el que miremos a los otros y a nosotras mismas, desde lo que somos ahora. Después de agradecer, ser, y mirar para adelante, con la tranquila calma de “aquí estoy/ estamos” para seguir abrazando lo que cada día traiga (algo así como un "carpe diem" con ventana al mañana). Una mirada desde un airoso y calmado lugar interior, puede ser más grata que andar recorriendo los corredores de los centros comerciales, arrebatando las mercancías dispuestas para regalar amor con ellas.
Agradecer la presencia propia y de otras personas en nuestro camino. Reconocer con alegría lo que nos agrada de nosotras mismas y quizás, reírnos un poco antes de explorar, cómo vamos a hacer para dejar aquello que no nos gusta, con esa mesura que trae la vida vivida.
Agradezco por lo tanto, todas las calles recorridas en este año en todas esas majestuosas geografías que visité. Agradezco la hospitalidad de cada sitio donde pude pasar unos días, noches, horas, minutos, segundos con tranquilidad. Agradezco el amor y alegría de todas las personas, sin nexos o con nexos, con las que me crucé. El reconocimiento que mis gustos ahora son simples y que las añoranzas aunque muchas, traen colores para pintar los días.
Mirar adelante es otro tema. Por allí, se dice, se lee, se conversa, que no es muy recomendable estar pensando en el futuro dentro de una visión que quiere el hoy, el presente, siempre brillante. Sin embargo, creo que necesitamos como el escritor al contemplar su ordenador o su cuaderno en blanco, saber que todavía quedan páginas para escribir. Es sin duda, la conciencia anticipada del porvenir la que muchas mañanas nos saca como un resorte de la cama. Hagamos que nos pase. De la misma manera que debemos “dejar ir”, “hagamos que nos suceda”, lo bueno, lo que merecemos, lo que anhelamos y lo que no sabemos y necesitamos para darle forma a nuestro ser pleno.
En Ama Yoga, creando Mapa de la Abundancia con la SanghAmayoginis

Hay muchas estrategias para apoyar este ejercicio de lo posible. Una de ellas puede ser construir con la técnica del mapa de la abundancia, de los sueños o de la prosperidad[i], los elementos visuales de ese futuro aún en construcción.
Igual vibrar o armonizarnos con nosotros y nosotras mismas para que el tiempo que viene sea el del merecimiento, podría ser una meta general y así, dejar que lo que está por llegar a nuestra vida, sea preciso, suave y pertinente a nuestros mundos internos y externos. Es una época de grandes oportunidades. Es nuestra oportunidad de regalarnos gratitud y cambio.



[i] Técnica de Programación Neurolingüística que mediante el collage de imágenes, ayuda a visualizar realidades que aún no se concretan.

sábado, 8 de diciembre de 2018

El grito...no el de Munch, sorry



"Estoy vivo" grito de habitante de la calle
Cali, Colombia, mañana de un día de Diciembre, 2018

Qué manera de despertar! Qué buenos días tan fantásticos! Este ciudadano desconocido, este habitante de la calle con una apariencia de días y noches a la intemperie, este hombre quizás con una vida llena de drama y desesperanza, me levantó de todas mis muertes y silencios con su grito.

La mañana era cualquiera, el día irrelevante. Pero este grito-constatación-himno de la alegría de estar vivos, me modificó a un nivel superficial y profundo. Y cuando digo profundo, quiero decir, celular. Empecé a sonreír y después, a notar, a mirar, a percibir que todas las personas a mi alrededor estaban vivas!!! Imaginé en un segundo, como dando un parpadeo, que se formaba un gran, un multitudinario “flashmob”[i], entre esa masa amorfa de rostros apresurados caminando en modo zombi hacia la estación de transporte. Los vi levantar las manos y empezar a gritar, “estoy vivo”, “estoy viva”, tratando de alcanzar la intangibilidad del goce que comprimen estas cuatro letras, V I D A.

El caminar los días después del grito, empieza a aclarar que hay personas vivas de personas vivas y clases de vida. Unas están como la abuela de este video, empezando a vivir a los 65 años sus sueños (https://www.facebook.com/hostelworldespanol/videos/2019335591415273/). O están los que viven soñando mientras viven y sueñan. Y hay los pregoneros de la existencia. Los que aplauden entrar en un estado de conciencia para reinventar  esto que hemos llamado vivir.

¿Estamos realmente vivas en medio de las formas de vivir adoptadas y con los estilos de vida a las que nos ha lanzado nuestra cultura  y sociedad? No quiero calificarla con las principales etiquetas del feminismo: patriarcal, neoliberal y racista. Digamos la cultura y la sociedad occidental, la consumista, la que conocemos, en aras de evitar la elucubración sesuda sobre si en esta cultura, es el género, la raza, la clase social, la que nos oprime y por allí mismo, nos divide, nos excluye y nos vuelve, objetos vacíos de subjetividad o impostoras de subjetividades mediatizadas por la tradición, las costumbres y las revistas de modas... ufff!  

La sociedad y cultura occidental y consumista a la que vinimos a sumar y a la que debemos “adaptarnos”[ii], el ejercicio de vida que propone es uno donde al parecer llegamos a “quemar” etapas y a “encajar” en moldes pre-concebidos; a ser funcionales, productivas, a alcanzar “picos” y “metas” para luego empezar a descender en la escala hasta llegar -si es posible-, a nuestra “madurez”, para recordar -si el alemán deja-, lo vivido. Porque el viaje se acaba, la vida es finita, el show termina.

Algunas personas podrán considerar estas palabras muy toscas o rudas. Otras muy francas. En realidad, el no-propósito de este escrito, es, como el hombre que despertó mis sentidos y abrió mis canales para fluir en un ritmo distinto con un grito. 

Vivir por vivir, no se vale. Vivir para vivir, como Serrat cantaría, sí. Vivir para equivocarnos, para caer, para levantarnos, para des-adaptarnos, para des-limitarnos ( juro no estarme robando ningún slogan de alguna publicidad de telefonía celular, Je!), repito, para des-limitarnos de las visiones que la cultura y la sociedad nos han impuesto, podría ser una mejor oferta que no-tener/ser vida, mientras vivimos.

Estamos vivas! ¿Estamos vivas?

La voz de la sabiduría, " El vivir intensamente es el viajar", Kandy, Abuelita mochilera.


[i] Flashmob de acuerdo a san google es “ una reunion grande pública en la cual personas actúan en un acto inusual y aparentemente improvisado y luego se dispersan, el cuál es tipicamennte organizado por medio del internet o los medios/redes sociales”.
[ii] Siempre recuerdo la palabra que se usa para describir a personas como el señor gritón que inspira esta entrada: desadaptado social; y me viene enseguida a la memoria la frase de Krishnamurti, “ No es sano estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma”.