martes, 15 de junio de 2021

Carta a María C. en tiempos de protesta

Mi querida María Cecilia,

Hace dos años decidiste partir a un lugar del cuál no sé ni su nombre. Ya no pregunto a dónde estás. Lo que sí quiero contarte , es dónde estoy yo. La Cali de donde te fuiste, la sucursal del cielo, la sultana del Valle, la que ha tenido otros nombres, hoy no la reconocerías. Se convirtió en la sucursal de la R E S I S T E N C I A amiga, la capital de la movilización por la dignidad. Sí, amiga, como lo oyes. 

Desde el 28 de Abril esta ciudad despertó de su letargo. La juventud rebelde, reclamando su futuro, cuestionando su presente, nos ayudó a dejar de ser el rebaño que eramos. Me siento feliz de presenciarlo. Estuve en las calles como en el tiempo aquel que marchamos por Montevideo, Uruguay, en el encuentro EFLAC en su versión 14 ( Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe). Más o menos se sintió así; una marea, una creciente, un fluír de las personas en las calles que ya no podían más con el estado injusto de las cosas que hace este mal gobierno. Un estallido social nunca visto, un verdadero grito inconforme en miles de rostros, sobretodo de jóvenes. Se sintió como el encuentro de varios riachuelos, verdaderos manantiales en puntos de la ciudad a los que se les llamó los puntos de la resistencia y la re-existencia, siendo los más reconocidos puerto  Resistencia ( entrada al distrito de Aguablanca), la loma de la Dignidad ( en el sector de la Loma de la Cruz), UniFuerza ( en nuestra alma mater, la Univalle),  El paso del Comercio, Punto de Resistencia de La Luna, entre otros. Resistencia Civil Pacífica, un ejercicio de ciudadanía en pleno uso del derecho a la protesta social.

Las razones para esta explosión son las mismas: la ciudadanía está cansada de tanta injusticia, desigualdad, corrupción, muerte y violencia. El país necesita cambios inaplazables, mi amiga. No logra concretarse una ruta cierta hacia la paz, ya sabes. Este mal gobierno, ha hecho hasta lo imposible por sabotear los acuerdos firmados para acabar con un conflicto armado de más de cinco décadas. Lo que ví y viví se ajusta a esta descripción magistral de una de mis autoras favoritas, Virginia Woolf. Se parecía mucho a "las corrientes de un arroyo de alta montaña cuyas aguas se juntan, espumean, se mezclan, más y más rápidas descienden  por el mismo cauce" ( Las Olas). Espumeantes juntanzas, gaseosas en un principio y luego, monolíticas, aparecieron, las primeras líneas de los jóvenes en estos puntos de resistencia; allí la represión brutal del mal gobierno, vino a querer apagar el grito con una política de estado escrita a punta de sangre, balas, gases lacrimógenos y mucho odio. Amiga, las muertes superan la treintena en el país. 

Los verdugos salen en las noches ocultos tras sus uniformes dejando escenas de dolor inimaginables. La muerte anda suelta. La capacidad de aniquilar de las fuerzas del estado, cuando deberían protegernos, ha acabado con el futuro del país, representado por estos jóvenes sacrificados. María Cecilia, la protesta social, estigmatizada, ha hecho que la política estatal haya sido, acabarla a cualquier costo. Inclusive el de una generación. Me siento conmovida, desgarrada, por tanto atropello e impunidad. Desde el 28 de abril hasta hoy, 15 de junio, la sociedad civil colombiana en paro, ha constatado de lo que es capaz un incapaz, como Iván Duque, nuestro flamante primer mandatario.

Los relatos o narrativas, para decirlo de manera más elegante, mi querida María C, van desde los comentarios que todo es una conspiración internacional para desestabilizar al país; otros, hablan de bandas criminales operando en los territorios. Yo te digo, que hay que escucharlo todo. No sé bien a quién atribuir los eventos de saqueos y destrucción de sitios. Sé que a un joven, taxista quién me llevó a una cita con música de rock metalero a todo volumen, le pregunté y me respondió: " El pueblo se levanta. Esto es bueno. Hay quienes aprovechan, las ratas de siempre salen. NO son los del paro" ( 3 de junio, 2021). Hablé también con un par de polícias en un punto de resistencia, María, y me atreví a decirles que no se dejaran "robotizar" con sus uniformes y toda la parafernalia que usan, perdiendo su humanidad en el camino. Han sido brutales e inhumanos. He buscado su humanidad perdida y nada que la encuentro. El otro día ví a un par de ellos, comprando unos desayunos en una cafetería y regalándoles a habitantes de la calle; esos gestos, amiga, no alcanzan. Lo terrible mujer, es que son jóvenes iguales a aquellos que matan. Lo que hace un lavado de cerebro y un corte de pelo, para enceguecer a quienes deberían velar por la ciudadanía y no exterminarla.

Amiga, las noches de horror están seguidas por días de sol que abren una especie de fiesta o carnaval. Los jóvenes crean y resisten. Pintan murales, graffitis en edificios, bailan y componen música. Uno de los himnos amiga, ha sido " El baile de los que sobran" de un grupo de rock en español que creo se llama Los Prisioneros. Los vendedores ambulantes sacan banderas, frutas y toda suerte de bebidas. Muchas veces, querida, me veo mirando hacia el cielo, busco los árboles para tranquilizar mi desasosiego.

Bueno, esta carta, está muy larga, no era mi intención. Voy a cerrarla diciendo que lo que sigue es incierto. Hay peticiones, nuevas representaciones, mucho palabreo y análisis surgiendo de parte y parte. Espero que siga esclarecer los hechos, judicializar a los responsables de tanto atropello ( pérdida de ojos, violaciones y abusos a las mujeres protestando), desapariciones y retenciones sin debido proceso. Espero genuinamente que este mal gobierno sea condenado por la comunidad internacional en su guerra contra la población civil desarmada y protestando. 

Amiga, espero que definitivamente cambiemos como país hacia una Colombia justa y sin indiferencia. María Cecilia, querida, este es el relato de cómo dejamos atrás los días de ser la sucursal del cielo, para convertirnos en la capital colombiana de la Resistencia Civil Pacífica. Gracias por tanto jóvenes. A ti, mi amiga, espero que sigas de ese lado del universo en donde creo te encuentras, riendo .

domingo, 2 de mayo de 2021

La situación

"Duque el pueblo es tu jefe y ESTÁS DESPEDIDO", pancarta Mayo01/2021

 

Foto: Sandra E. of course! Cali, 2021

En CNN hay un programa que se llama "Situation room". La idea del programa es analizar las situaciones dando una mirada más profunda a los hechos.

En una mirada de mi situación personal, noto desde hace meses, una ausencia de inspiración, de entusiasmo, de estímulo para la escritura. Lo interesante, es que me he dado cuenta que, es la falta de calle, de interactuar en el afuera con otros y otras, lo que ha llevado a esta inanición de palabras. Las historias están esquivas porque estoy conjugando el verbo "Yo me cuido, Yo cuido, Nos cuidamos" y poco salgo de la casa.

La situación del colectivo que llamo país de origen, es decir, la situación de Colombia, en los últimos días, logró lo que parecía imposible. Me ha rescatado de la inanición y me ha servido de alimento para el oficio artesanal de tejer relatos. 

De nuevo, desde el pasado 28 de Abril de 2021, como el 21 de noviembre de 2019, atendiendo al derecho de protesta social consagrado en la constitución colombiana, la ciudadanía se lanzó a las calles para demostrar su inconformidad e indignación por el mal gobierno, del actual mandatario, señor Iván Duque. Este mal gobierno ( no DES-gobierno), se caracteriza por ignorar las necesidades y urgencias de la mayoría de la población mientras realiza alianzas estratégicas, decreta leyes tramperas y monta reformas con nombres llenos de eufemismos para defender los intereses, necesidades y  urgencias de las élites.





Fotos Sandra E. of course!

El señor presidente ( algunos lo llaman sub-presidente)  ha desatendido una y otra vez el clamor de las mayorías. Ha hecho casi nada por esclarecer los asesinatos de líderes sociales y de los ex-combatientes cobijados por el acuerdo de paz, y se ha vuelto sordo, ciego y mudo frente a las recomendaciones de personas expertas, en el manejo de la pandemia. Como estocada final, pretendía imponer una reforma tributaria que de nuevo favorece a las élites.

Foto tomada de Facebook

Si las calles de un país de cerca 50 millones de habitantes se inundan de gente para protestar y resistir ante este gobierno impopular e indolente en pleno tercer pico de una pandemia, es porque a las personas, les parece más peligroso su presidente, que el COVID-19 (prestado de un meme de Facebook). 

Foto: Sandra E of course!

El cansancio, la desesperanza, la desesperación ocasionada por la desigualdad, la impunidad, la pobreza, la no concreción de la paz y la corrupción en Colombia es tan grande, que el razonamiento general de las personas en este momento histórico más o menos reza así: " mejor que el virus nos encuentre movilizadas y protestando en la calle que derribadas y calladas". 


 

Foto: Sandra E of course!

"Nos bañaremos en gaseosa porque el agua está costosa", foto: SandraE of course!


La presencia en las calles de la gente indignada inspira, conmueve y anima a romper este silencio y a cambiar la situación personal y colectiva. Eso sí preferiblemente que no sean "cambios chimbos" ( En colombiano, chimbo significa de mala calidad o que no tiene buen aspecto).



jueves, 14 de enero de 2021

Sin vacuna a la vista

Desde el 25 de Noviembre de 2019, estoy con este escrito inconcluso. Lo pensé como posible tema para hacer una reflexión en torno a una jornada que se celebra a nivel internacional, en este día, el 25, conocida como el día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. El punto es que he estado bloqueada. La velocidad de los días corriendo hacía un nuevo año, al final no ha servido. Nada realmente ha cambiado. Seguimos en una especie de locura concentrada y colectiva. En los remolinos espesos internos en que te coloca un estado así, echas mano de lo que se conoce en el mundo de la psicología, como tu fuerza interior, para darte cuenta que, salió de vacaciones sin aviso. Intentas entonces hablar con otros y otras. Nadie. Entonces, te decides. Hay que seguir intentando recuperar la voz, la palabra. Es el momento de no tener pendientes.

Escribo siempre sobre escenas que veo al viajar o, ahora, en tiempo de cero movimiento o cruce de fronteras, sobre la cotidianidad. Intentan ser postales de paisajes humanos que encuentro al caminar la vida. Esta postal, la encontré, en un centro médico acompañando a la madre.

Una mujer que está en la misma situación, es decir, acompañando un varón de edad media quién usa muletas, habla por celular. Tienen, el señor de las muletas y ella, una interacción de palabras tensas como los hilos de un instrumento musical afinado a punto de romperse. No alcanzo a escuchar lo que dicen, sin embargo, percibo la tensión. Al salir minutos después a la calle, el hombre, ante el asombro del público general reunido aleatoriamente en la sala de espera, arroja al piso papeles y documentos en un arrebato de furia. Nosotros, su público cautivo, vemos la escena. La mujer que está sentada a mi lado derecho, reacciona; habla alto y dice, a nadie en particular, lo siguiente: " ¿Usted cree esto?  Yo de ella lo dejaría aquí sin ayuda y hasta le pateaba la muleta". Con gesto y voz firme sigue exclamando: " Yo tengo dos hijos varones y a ellos les he enseñado a ser respetuosos con las mujeres". En tono más confidencial me cuenta: “Yo salí muy joven de mi casa y me vine para aquí (se refiere a Cali) para no llevar más los maltratos en mi casa. Y me propuse que a mis hijos varones les iba a inculcar que a las mujeres no se las ofende ni se las toca con el pétalo de una rosa". Le pregunté de donde había migrado. Y me contesta que del departamento del Huila. De allí como un tema murmullo, salgo del centro médico, sentipensando en cómo las mujeres han, en muchas ocasiones, optado por la huida cómo destino para sus vidas. Huir o escapar para no seguir soportando el peso de un golpe, una agresión verbal, sexual, económica o simbólica.

Y de este día a hoy (hace un mes y 20 días), ha cambiado el número de año, sí. La violencia machista, se ha exacerbado, sí. Las mujeres en relaciones violentas, por la cuarentena, no han tenido a dónde huir. Una pandemia como esta, supone consecuencias fatales para las mujeres porque el virus de la violencia machista, sigue perpetuándose con impunidad, sin vacuna a la vista.