Conozco a Rosalba en la librería café El Amanuense, en pleno centro histórico de Santa Marta. Es una joven de 25 años que es mitad colombiana, samaria, y mitad española. Vive en Andalucía pero llegó hace tres meses a Colombia y se va de regreso en dos días. Nos conocemos gracias a la dueña de la librería que nos presenta y de inmediato, frente a una taza de café y rodeadas por los libros nos enfrascamos en una conversación que tiene ritmo fusión. Sus impresiones, mis opiniones y lentamente me cuenta historias sobre su vida.
Está recién graduada en una maestría en Neurociencia y Psicología. De formación es Psicóloga y me comparte que ahora en España exigen un título tras otro para poder trabajar. Un título va amarrado a una entrega de dinero y si quiere atender pacientes, con mayor razón tiene que estudiar otra maestría o seguir estudiando un doctorado. No ha podido decidirse y termina esta parte de su narración con una frase lapidaria: "Todo es parte del sistema".
Su viaje a Santa Marta, lo hizo en un momento de ruptura de una relación afectiva porque hay novios que "jalan para abajo". Ante esta categoría se extiende explicando que son aquellos que no son cómplices de sueños e ilusiones de mujeres intrépidas que quieren volar, como ella. Me insiste en que ésta es otra forma de violencia en las relaciones de pareja.
Su plan de pasar un tiempo en el país donde nació su madre, la ha llevado a entender mucho más de donde viene. Me confiesa que ahora está mucho más clara por qué su mamá es cómo es.
No entiende eso sí porque cuando le comparte a sus amigas y amigos que se va a pasar un tiempo a otro país, lo que inmediantamente concluyen es " ahhhh pero no estás haciendo nada ?" porque no está devengando un salario. Esto la molesta porque ella considera que estar en un país distinto, en otra cultura, viajando, está obligándole a tener un cambio de perspectiva. Y esto no tiene precio.
Le impresionan nuestros periódicos por la cantidad de espacio dedicado a sociales y a los temas amarillistas, de muertes y delitos. Algo digo sobre que parece ser que tuvimos una "buena escuela" tratando de imitar tanta revista sobre la realeza y el mundo de las celebridades que se imprime en España.
Rosalba es joven, clara, tiene opiniones e ideas sobre lo que el mundo ofrece y se mueve bajo la premisa que recorrer el propio camino tiene sentido, mientra busca descubrir a sus ancestros en Santa Marta. Creo que aunque el análisis de sus tres meses en otra geografía apenas empieza, se siente aliviada por haber venido a compartir todo este calor del trópico, todo este jolgorio. Sus observaciones son agudas y en ellas, se siente el tono del desencanto de lo que significa en este momento, ser joven, en la España de la comunidad europea. Otras observaciones son simpáticas y alegres. Entre las que recuerdo está, por ejemplo, "ahora sí entiendo, porque mi mamá dice que extraña la inseguridad".
Su rostro lavado y sus constantes risas, me hacen sentir como que la conozco de hace muchos años. Tiene una libreta de notas donde escribe el nombre de mi blog (ojala se anime y lo lea), un lapicero, una taza de café en las manos...me parece que pertenecemos al mismo clan. Al de las viajeras. Las que vamos cambiando mente, corazón y perspectivas en cada paso que damos.
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