El pasado 2 de Marzo visité a doña Trina en su nueva casa. Trinidad Castillo, doña Trina es una señora de más de 50 años -- soy un poco mala para los cálculos de edades --que tiene muchos vínculos con la organización OYE Adelante Jóvenes. La vi ese domingo feliz de tener su casa propia. Al fin un techo para ella y sus hijas menores con las que todavía vive. Cuando llegué a su casa, de una habitación, amplia cocina y patio, la que me pareció fresca y clara, me senté un rato a ver el álbum fotográfico que había en un rincón de la mesa de comedor. En sus páginas, que no eran pocas aparecían las fotos año tras año de su hija Elizabeth que cuando era pequeña fue adoptada por una familia en los Estados Unidos. Las vi con curiosidad y recordé que este fin de año pasado, la hija vino a Honduras por primera vez, a conocer a su mamá y su mamá tuvo la ocasión de reconocer a su hija, quien ahora es toda una señorita. No estuve alrededor en estos eventos pero sé que fueron un poco complejos por los nudos emocionales y las heridas psíquicas acumuladas en tantas preguntas sin respuestas.
De un momento a otro dije, suficiente álbum fotográfico, la vida está aquí y me integré de manera festiva a la preparación de una buena tanda de baleadas, que son tortillas blandas con frijoles refritos y queso rallado en el centro. Preparé mi primera de algunas tortillas en medio de la risa y la burla de todas las anfitrionas: una hija, una hermana, dos amigas de la familia y muchas nietas de doña Trina. Una tarde de baleadas y mujeres, la combinación perfecta. Cuando me puse a hablar con ellas, me encontré con las siguientes historias. La hija tiene dos hijos y está embarazada de un tercer bebé que quería, entre chiste y chiste, regalarme. La hermana tenía ya un hijo o hija, no recuerdo bien. Las amigas tenían, una ,una bebé con mirada asustadiza y la otra una chica de 18 años estaba embarazada de 3 meses. Cuando les pregunté por el estudio, todas estaban fuera de la escuela hacía más de 4 años. Entre tortillas para baleadas, sonrisas tímidas y miradas un poco perdidas, se fue pasando la tarde. Camino a casa, pensaba en el futuro de la nieta consentida de doña Trina.
De un momento a otro dije, suficiente álbum fotográfico, la vida está aquí y me integré de manera festiva a la preparación de una buena tanda de baleadas, que son tortillas blandas con frijoles refritos y queso rallado en el centro. Preparé mi primera de algunas tortillas en medio de la risa y la burla de todas las anfitrionas: una hija, una hermana, dos amigas de la familia y muchas nietas de doña Trina. Una tarde de baleadas y mujeres, la combinación perfecta. Cuando me puse a hablar con ellas, me encontré con las siguientes historias. La hija tiene dos hijos y está embarazada de un tercer bebé que quería, entre chiste y chiste, regalarme. La hermana tenía ya un hijo o hija, no recuerdo bien. Las amigas tenían, una ,una bebé con mirada asustadiza y la otra una chica de 18 años estaba embarazada de 3 meses. Cuando les pregunté por el estudio, todas estaban fuera de la escuela hacía más de 4 años. Entre tortillas para baleadas, sonrisas tímidas y miradas un poco perdidas, se fue pasando la tarde. Camino a casa, pensaba en el futuro de la nieta consentida de doña Trina.
Una infancia de compartir los pocos ingresos con una gran familia, llegar a los 14 años y dejar de estudiar porque para a los 17 conoce un jóven o un hombre que con palabras dulces la halaga y en el momento menos esperado un embarazo, y el joven, el hombre? Esfumado. Y de allí qué? Un recorrido por el camino un tanto tortuoso del madre solterismo? Quién sabe. Los periódicos al domingo siguiente escupían las cifras alarmantes del embarazo en adolescentes en Honduras y la noticia del programa de gobierno, en la ciudad más ciudad, cercana a El Progreso, donde de acuerdo a palabras de la esposa del alcalde, se iba pronto a tener acceso, al bebé virtual. Este niño o niña bebé, en juguete, que simula lo que un bebé hace y obliga a quien le tiene a estar atendiéndole. Glup! Qué diremos! Cuánto despliegue de tecnología costosa en vez de repensar, la enseñanza en las escuelas y colegios de educación sexual. Porque el asunto es crecer como mujeres con opciones, antes que ser niñas-madres sin ellas.
Bueno volviendo al domingo de baleadas en casa de doña Trina y para terminar –intento ser breve, algún día lo lograré--. Cuando volvía a casa, en mi cabeza, a medida que la luz de los semáforos cambiaba de verde a rojo, de rojo a verde, pensaba en las estrategias para que las niñas, las adolescentes pudieran informarse que en el semáforo de la vida sexual también hay tres colores. Un amarillo en el medio, que es como un color de alerta, en el que el conductor decide parar para no correr el riesgo de chocarse con otro u otra. En fin, algunas ideas que podrían luego volverse temas para campañas de prevención. Algo así como desarrollar un lenguaje de señales, como en el código de tránsito de los carros , pero aplicado a nuestro cuerpo de mujeres y adolescentes como el camino donde pueden ocurrir accidentes pero donde también podemos ejercer seguridad no vial, sino sexual. U otra que sea algo como una caja de primeros auxilios pero para el momento del sexo, o algo así como un First Sex Aid Kit, con toda la información de todo lo que puede venirse después de una primera relación sexual en la vida de una mujer, en términos de placer, aventura, aprendizaje, autoconocimiento pero también en términos de responsabilidad, obligación, embarazo amoroso o no deseado, etc. Aquí dejo la imagen de la nieta de doña Trina y la pregunta abierta: Qué vida le esperará?
Bueno volviendo al domingo de baleadas en casa de doña Trina y para terminar –intento ser breve, algún día lo lograré--. Cuando volvía a casa, en mi cabeza, a medida que la luz de los semáforos cambiaba de verde a rojo, de rojo a verde, pensaba en las estrategias para que las niñas, las adolescentes pudieran informarse que en el semáforo de la vida sexual también hay tres colores. Un amarillo en el medio, que es como un color de alerta, en el que el conductor decide parar para no correr el riesgo de chocarse con otro u otra. En fin, algunas ideas que podrían luego volverse temas para campañas de prevención. Algo así como desarrollar un lenguaje de señales, como en el código de tránsito de los carros , pero aplicado a nuestro cuerpo de mujeres y adolescentes como el camino donde pueden ocurrir accidentes pero donde también podemos ejercer seguridad no vial, sino sexual. U otra que sea algo como una caja de primeros auxilios pero para el momento del sexo, o algo así como un First Sex Aid Kit, con toda la información de todo lo que puede venirse después de una primera relación sexual en la vida de una mujer, en términos de placer, aventura, aprendizaje, autoconocimiento pero también en términos de responsabilidad, obligación, embarazo amoroso o no deseado, etc. Aquí dejo la imagen de la nieta de doña Trina y la pregunta abierta: Qué vida le esperará?
1 comentario:
Me gusta tu idea del semáforo y los "riesgos viales" como mecanismo de educación. Acá en Medellín las cifras de embarazos entre adolescentes también son altísimos: una vez un amigo me dijo que la mayoría no son siquiera embarazos no deseados. Que en los barrios la expectativa de vida es tan corta, que los chicos no quieren esperar, porque puede que mañana su novio o novia haya sido baleado en una riña o tenga que irse a prestar servicio militar y múltiples otras situaciones. Viven el aquí y ahora, no consideran consecuencias y van con un ciego "Dios proveerá".
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