Florianópolis, cuarenta playas para ver en 5 días, Diciembre 09 al 14 de 2010

Claro, las matemáticas no salen ni saldrían nunca. En tanto, lo que pretendía en mi viaje no era ver playas ni recorrerlas me dedico a reconocer las señales que convierten a este pedazo del mundo en algo así como el cielo en la tierra. Florianópolis, sin duda, es el ANTEcielo mismo. Es una ciudad con una parte histórica mínima (al menos la que ví) y una multitud de bellezas naturales que se ofrecen sin pudor ante quien quiera verlas.
Me gustaron las playas que visitamos. El lugar que más me gustó fue la Barra de la Laguna de la Concepción. Un lugar paradisíaco con canales de agua dulce, mar, peñascos, prado hasta la playa de arena blanquísima. En este lugar, sentí un arrebato y unas palpitaciones inusuales. Me sentí conmovida ante tanta belleza. El 14 de Diciembre cuando se acabó mi tiempo en Floripa, escribí:
Bueno, el tiempo del encuentro con amigas llegó a su fin. Florianópolis vista desde la rodoviaria, me ha dejado llena de imágenes divinas. Una ciudad, una isla, una laguna, una vegetación exuberante, una amiga, el compañero de la amiga, todos juntos dan una puntuación de 10 plus. Se conjugaron días y noches para hacer cosas sencillas pero llenas de sentido. Llenas de afecto y sinceridad. Hoy que es mi última día aquí, hicimos la visita a la Laguna de la Concepción que se comunica con el mar. En la Barra de la Laguna, ante el mar y los canales que desembocan a mar mi corazón se aceleró y mi ser emotivo se expandió al ver tanta belleza. Indescriptible la emoción. Estaba lloviendo y así y todo con lluvia, no se desdibujaba la naturaleza llena de contrastes. Mis ojos se limpiaron de tanto cemento y gris paulista para ganar la gama de verdes, azules, blancos espuma, y claro, de los negros de las ocres piedras que enmarcaban en algunas partes la costa marina. Es como si me hubiera bañado de belleza natural en estado de gracia. Qué lugar bonito, qué espacio mágico para visitar, vivir, crear, envejecer! Qué linda oportunidad estar hoy aquí! Gracias vida! Gracias Luciana y Edir!.
Y así me despedí de Florianópolis. En el relato no incluí otros paseos. En esta parada que era como la estación amistad de mi periplo, descubrí a mis amigas. Me sentí acogida por ellas. Mi percepción del estilo de vida de Luciana, por ejemplo, es que sabe vivir y está construyendo un camino cierto para el futuro. Un camino basado en relaciones. Su compañero Edir, quien la adora, su hijo, que estaba en función de volar del nido, y su red de amigos, que hasta nombre tienen y es algo así como Asociación de Amigos que se Reúnen de Manera Aleatoria, quienes en el breve encuentro que tuvimos me transmitieron una actitud gozosa frente a la vida, son las redes de apoyo de Luciana y de un futuro compartido en el que el amor, el placer, la música, la amistad tienen su lugar muy central y prominente.
Luciana me dijo en el minuto que llegué, que ella era pobre porque en su edificio no había ascensor y ella vivía en un 3er piso. Yo ahora pienso que Luciana no es pobre. Es rica en relaciones y vínculos. Es rica en posibilidades de un futuro en el que lo esencial que no es lo material, está garantizado.
Me veo ahora después de Floripa y me siento como si hubiera descubierto el mundo nuevamente. Vi lo que no se ve en los museos. La belleza natural, la simple cotidianidad de una mujer que puedo con toda tranquilidad llamar, amiga.