viernes, 2 de abril de 2010

Retiro libre en La Tierra, Cachipay, Cundinamarca, Colombia

Marzo 09, 2010, 19:03.
Acaba de terminar mi primer mediodía de retiro y práctica de Zazen libre, en el Templo La Tierra, en Cachipay, Cundinamarca. Llegué al pueblo alrededor de mediodía y a La Tierra justo cuando estaban terminando de almorzar, los residentes ( 3 personas) y el Maestro A. Lemort. Se reían sobre el estilo de picado del repollo en una ensalada que A.Lemor con su sentido del humor usual califica de "justa y buena" para ejercitar la agresividad en la mandíbula. Se mencionaron formas de ablandar el repollo para hacerlo o volverlo más comestible. El menú del almuerzo además de la famosa ensalada de hilachas duras de repollo fueron lentejas que tenían nueces picadas en trozos como novedad. Todo acompañado con agua aromática de limoncillo.
Después del almuerzo me desempaqué y entonces cuando me disponía a tomar una siestecita porqe me sentía cansada, me llamaron a samu, que son trabajos en algo como oficios varios. Me pidió Amparo, una de las residentes que permanece aquí, que desmalezara una parte del jardín. Me iba a pasar un machete y me preguntó que si lo quería filudo o no. Yo preferí no tan filudo porque no sé de machetes. Adicional al machete, una especie de barreto. Me dediqué con alguna prevención a la labor y definitivamente, me sentí tan fuera de lugar. Desmalezar es algo que no he hecho nunca y pensaba que tenía que tener su ciencia. Primero que todo saber qué es maleza/ qué no es. Luego acertar en la mejor herramienta para ayudarse y, por último, tener la precaución de tener algún mecanismo para deshacerse de las malezas podadas. Novateando casi me bajo un dedo de la mano izquierda, me salió una ampolla -- y eso que tenía guantes-- y con la carreta que recogí las malezas me dí un golpe que desde ya presiento se tornará en un tremendo morado.
Y en este ejercicio de desmalezar y luego de limpiar las herramientas utilizadas, pensé en lo importante que es limpiar la propia vida de malezas. Lo necesario que es este ritual de dejar que lo que es sobresalga, y eliminar de los alrededores lo que pareciera que es parte de uno pero que en realidad es un "colgandejo" o un parásito en simbiosis con uno. Este tema deja preguntas sobre lo que tengo que limpiar - eliminar en mi vida.
Después del respectivo tour y de conocer el dojo, repasando antes los puntos esenciales de la postura de meditación, entré en mi primera sesión de zazen de las 16:00 a las 17:30. Fue muy dolorosa. Las sensaciones en el cuerpo se concentraron en las piernas dormidas y en un malestar de una especie de picazón en la garganta que no era una tos, pero que quería manifestarse con ardor, incomodidad y una profusión de fluídos: llanto, nariz escurriéndose y por detrás de la garganta, una lluviecita densa.
Lo que tenía que pasar pasó: vi mi mundo de ideas, pensamientos, recuerdos pasando como en una pantalla dentro de mi cabeza. Luego sentí el sol cortando sobre los ojos. No fue desagradable. Sentí también el calor de la luz en mi cabeza, descendiendo suavemente hasta mis hombros. Luego el esfuerzo por no moverme y dejarme llevar por el dolor al deshacer la postura. Estuve feliz al saber que no interrumpí. Y más feliz aún cuando Juan, me dijo que le parecía que estaba realizando bien la postura básica de medio loto.
Después de todo esto, una buena ducha de agua caliente, me hizo querer saltar de inmediato a la cama. Y aquí estoy, haciendo otro esfuerzo para no estar ya entre las cobijas porque quiero escribir sobre esta experiencia. Voy a hacerlo cada día si es posible. Estoy exactamente donde quería estar desde Diciembre 2008. Con el cuerpo adolorido en toda y cada una de sus partes. Sin embargo, sintiéndome bien con este cansancio. Con este cuarto mínimo, con la ducha fuera del cuarto y la comida vegetariana. Estoy bien y quiero seguir así.Mañana será otro día. Voy a leer algo y luego a dormir hasta las 3:00 a.m. que es cuando la primera sesión de zazen empieza.
Me voy entonces a la camita, en tiempo del templo; es decir, a las 19:32 p.m.

Marzo 10
Así como a Frida la salvó la pintura de la la locura y el dolor, a mi hoy me salvaron los pájaros. Sus cantos. El pausado diálogo de unos y otros, me hicieron olvidar el dolor tenaz en las piernas y rodillas. Sus trinos y músicas me retuvieron sentada sobre el cojín de meditación o zafú, y no salir en cambio gritando, gimiendo del dolor. En la segunda sesión de zazen del día puedo decir que me salvó la naturaleza. A Frida la salvó la cultura.
Son las 11:33 del día y dentro de media hora almorzamos. Leeré un rato o quizás hasta alcance a darme una minisiesta.
A las 18:15 después de la comida de genmai (?) o sopa de arroz, y de una ducha caliente, me siento completamente exhausta y adolorida. El dolor se instala en mi cuerpo desde las plantas de los pies a los brazos y las palmas de las manos. Lo único que me gustaría hacer es acostarme, leer un poco y dormir mucho. Eso haré. Mañana será otro día de retiro y práctica de zazen intensiva que me dejará igual o peor que hoy. Buen descanso para mí!!

1 comentario:

Edgardo dijo...

Cachipay, hummm!, No recordaba ese tipo de nombre chibcha que a veces aparecen en nuestros pueblos, Cachipay, humm.

Esa gramática poco explorada y que debe ser muy interesante, elementos poco apreciados y hasta menospreciados por el progreso y las "reales" academias de lengua. Cachipay, humm!!!!

Un saludo al cacique!