Y aquí estamos. A pocas horas de decir que es otro año. Que otra aventura nos acecha y quizás el descubrimiento de nuevas cosas nos aguarda en algún rincón tibio del camino. Esto de ponerle tanta carga a una fecha me parece un poco pesado. Cambiar de año, cambiar de vida? Pedir deseos, cumplir propósitos? Estar renovados en la energía, o estar preparados para dejar ir lo viejo?. A mi alrededor, los aromas a carne asada, las melodías rumberas, los silencios...estoy dispuesta a un nuevo comienzo. Como lo es cada amanecer. Entonces, no entiendo muy bien qué es todo esto de hacer un alto para celebrar el nacimiento de otros 365 días. Sencillamente, volvemos a despertar, a la vida, cada día.
El agradecimiento sí lo entiendo. Y entonces orbito entre las mil y una maneras de decir GRACIAS a todo lo que ha pasado y no ha pasado en los últimos tiempos. Ha pasado, ha sucedido, ha acontecido que publiqué mi primer libro y que estuvo perfecto su " nacimiento". Algo así como lo que siempre había soñado. Diseño milimétrico de lo que iba a ser y contar al final del día, que sucedió en efecto. El año por eso tuvo sentido. Sentido literario y otros tantos. Entender que esto de publicar no me vuelve una "vedette"y sigo estando llena de historias que merecen ser contadas. Que pueden o no, ser publicadas.
Agradecida por las amigas que en su "callada manera" me quieren y aceptan. Por descifrar las que en medio de sus laberintos y rompecabezas, en realidad, eran, "material radioactivo". Poder decir, no más y a veces, hasta luego. En fin, qué más puedo decir. La amistad tiene sus misterios.
En el terreno del amor, pocas palabras. Cultivando como una jardinera o artesana paciente, el corazón, el amor por lo que soy para poder quizás ofrendarlo este 2017 con una sonrisa a quien lo merezca.
Buenos momentos fueron. Mejores me aguardan. Y así, entre las horas, los minutos y los segundos que me separan de estar en un nuevo ciclo, respiro y agradezco. Namaste.