martes, 10 de abril de 2018

Más vida, más sabiduría, más ser nosotras

En días recientes, en medio del enorme bombardeo mediático sobre los candidatos presidenciales y sus campañas en mi país, Colombia, encontré en un noticiero de televisión, CMI, una "colilla" informativa que daba cuenta de los resultados de una encuesta adelantada, cuya pregunta a hombres y mujeres, según recuerdo, era: "considera usted que una mujer de 50 años es vieja?". Las gráficas mostraban que había diferencia en la percepción de acuerdo al sexo. Los hombres por encima del 90% respondían que no, y las mujeres, de manera más tímida, es decir, por debajo del 90%, decían que no. Me pareció curioso este sesgo de género en un país como el nuestro, donde a las mujeres, se les exige dentro de los cánones de belleza, sacrificios enormes, como teñirse el cabello cada que aparecen las primeras canas, para mencionar uno de los más sencillos, hasta, algunas veces, pasar por el quirófano, con tal de perpetuar el mito de la eterna juventud. Y donde los hombres, a las mujeres después de los 50 años, casi que ni las miran, porque parece que ellas se fueran volviendo parte del decorado. Unas matronas, que fácilmente se confunden con el mobiliario de las casas o los lugares públicos frecuentados.
Después me encontré con un titular de una nota en una revista femenina,  que decía algo como " Los 50 son los nuevos 40" refiriéndose a mujeres que habiendo atravesado la barrera de los 50 años lucían muy "chic" o bonitas. Allí sí, mi plástica red neuronal, hizo conexiones y empezó a detectar algún tipo de mensaje entre líneas, o debo decir mejor, entre arrugas. Qué es este bombo de los nuevos 40? Qué hay detrás de este tipo de noticias? La inutilidad de llevar la cuenta de los años y los días, sabiendo que el tiempo, esa ilusión pasajera, nos invade inexorablemente a todos y nos cambia.
Decidí entonces ponerme en posición semiloto y me dediqué a meditar. Qué hay detrás de este tipo de temas en noticieros televisivos y revistas femeninas? Por qué el envejecimiento en vez de ser reconocido como un derecho a una vida más plena, es materia particular que lleva al desarrollo de productos dentro de la millonaria industria de la belleza y cosmética, donde los sueros anti-edad y las cremas anti-arrugas inundan la publicidad y presionan a las mujeres en su día a día?

Parece un terrible despropósito esta idea, de prolongar la visión de nosotras como unas "viejitas sexis" apenas atravesamos la edad de los cincuenta. Y bueno, seguía en semiloto reflexionando, para qué queremos vivir más viéndonos como quinceañeras, si no vivimos mejor? Y para mí vivir mejor significa: vivir SIENDO mujeres sin miedo, autónomas y decididamente centradas en nuestros sueños y deseos. Pasamos mucho tiempo pensando en el famoso proyecto de vida  que abarca nuestros primeros años y nuestra vida laboral productiva. Cuando esto está dando paso a la etapa de mujeres maduras, no proyectamos la vida. No indagamos qué queremos ni cómo vamos a mantener la vigencia de nuestros sueños, la concreción de nuestros deseos.
Las mujeres que entraron en el rol de la maternidad, llenan sus días de la madurez viviendo y apoyando los proyectos de los otros y otras. Llaménse como se llamen. Y las que no entraron en este rol, pues a veces, piensan poco en su plan para cuando la vida, más allá de la belleza, la frescura, la candidez de los años mozos, regala sabiduría y mesura. 


Qué tal si proyectamos los años de ser mujeres grandes como los mejores de nuestras vidas? 

A los hombres, la cultura, les endosa, ser los "viejos verdes" tras las atolondradas palomas. Que en nuestro caso, ser viejas, signifique, estar en la edad de las mujeres que saben qué quieren, dicen sí, dicen no, y aceptan que la vejez es un gozo, porque nos sentimos cómodas con los caminos recorridos, con las decisiones tomadas. Una etapa donde independiente del número, sintamos que hay más vida, más sabiduría, más ser nosotras para nosotras mismas.  

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