viernes, 22 de febrero de 2008

Asalto a las 11:20 a.m.

Bueno, una semana en la que simultáneamente, se retire Fidel Castro del poder, y haya un eclipse lunar total, tiene que traer algunos eventos inesperados. Y en efecto, hoy se concretó el hecho que terminó de convertir la semana en una inolvidable: nos asaltaron dentro de la oficina de la organización. Estábamos solas, Erin, Coordinadora de Voluntarios, y yo. Ambas trabajando en nuestros respectivos escritorios y portátiles, debidamente asegurados a los escritorios. El joven que nos asaltó, se veía pálido y algo descompuesto. Llegó y entró preguntando por unas camisetas que la organización tiene para la venta exhibidas a la entrada, y cuyos fondos, van a la cuenta de las becas. Cuando le dio por preguntar dónde las estampaban, pensé que estaba un poco perdido, pero la perdida era yo, porque el sabía para qué había entrado a la oficina. Nosotras no. Nos vio solas, mujeres, en una oficina, que no tiene, gente adelante ni a los lados, porque hay sólo locales desocupados, en un centro comercial que tiene una parte un poco muerta, o sin movimiento y la otra, más activa, y claro la parte en que está nuestra oficina, es la que está más solitaria, y dijo, estas son las víctimas perfectas. En cuestión de segundos y de nosotras no interpretar las señales, como el rostro sudoroso, la distancia corporal, extremadamente cercana, y la pregunta fuera de lugar, de dónde era que estampábamos las camisetas, la situación cambió. El nos dijo "saquen todo, celulares, pisto (plata en hondureño), todo" al tiempo que se llevaba una mano a la cintura, con el gesto de estar a punto de sacar un arma, que al final del susto, Erin y yo pensamos, que quizás nunca tuvo; pero bueno para mi no era importante investigarlo. Una vez le entregamos lo que teníamos en nuestro poder, tres celulares baratos y alrededor de 30 USD, nos obligó a ir al baño para que no saliéramos persiguiéndolo "porque les pego un tiro". Y así lo hicimos.
Lo curioso de todo el hecho, es que afuera, se suponía que había un vigilante, que siempre nos dió un poco de tranquilidad, pero cuando pasaron unos pocos minutos y salimos a avisar que nos acaban de asaltar, y sobretodo lo gritamos al vigilante, el nos dijo, que el estaba en el sitio para cuidar las plantas y los vidrios de los locales, pero no a los locales, ni a lo que pasaba dentro de ellos. Nunca había oído tal cosa en mi vida. Un guardia vigilando que no se lleven las plantas y que no destruyan los vidrios, y que cuando asalten a las personas, no haga nada, dónde se ha visto esto?

1 comentario:

Jules dijo...

Que triste lo que cuentas, y que rabia con lo del guardia! Es como para mandar cartas a los otros locales contando lo que les sucedió a ustedes y exigir que el centro comercial tome responsabilidad. Cómo que tener un guardia para cuidar plantas??? No me jodas, entonces a él le dan un porcentaje de plata por cada asalto o qué?

Mejor dicho, no es tristeza lo que siento. Es rabia!