"Estoy
vivo" grito de habitante de la calle
Cali, Colombia,
mañana de un día de Diciembre, 2018
Qué
manera de despertar! Qué buenos días tan fantásticos! Este ciudadano
desconocido, este habitante de la calle con una apariencia de días y noches a
la intemperie, este hombre quizás con una vida llena de drama y desesperanza,
me levantó de todas mis muertes y silencios con su grito.
La
mañana era cualquiera, el día irrelevante. Pero este grito-constatación-himno
de la alegría de estar vivos, me modificó a un nivel superficial y profundo. Y
cuando digo profundo, quiero decir, celular. Empecé a sonreír y después, a
notar, a mirar, a percibir que todas las personas a mi alrededor estaban vivas!!! Imaginé en un segundo,
como dando un parpadeo, que se formaba un gran, un multitudinario “flashmob”[i], entre esa masa amorfa de
rostros apresurados caminando en modo zombi hacia la estación de transporte.
Los vi levantar las manos y empezar a gritar, “estoy vivo”, “estoy viva”, tratando
de alcanzar la intangibilidad del goce que comprimen estas cuatro letras, V I
D A.
El
caminar los días después del grito, empieza a aclarar que hay personas vivas de
personas vivas y clases de vida. Unas están como la abuela de este video,
empezando a vivir a los 65 años sus sueños (https://www.facebook.com/hostelworldespanol/videos/2019335591415273/). O están los que viven soñando
mientras viven y sueñan. Y hay los pregoneros de la existencia. Los que
aplauden entrar en un estado de conciencia para reinventar esto que hemos llamado vivir.
¿Estamos
realmente vivas en medio de las formas de vivir adoptadas y con los estilos de vida
a las que nos ha lanzado nuestra cultura
y sociedad? No quiero calificarla con las principales etiquetas del
feminismo: patriarcal, neoliberal y racista. Digamos la cultura y la sociedad
occidental, la consumista, la que conocemos, en aras de evitar la
elucubración sesuda sobre si en esta cultura, es el género, la raza, la clase
social, la que nos oprime y por allí mismo, nos divide, nos excluye y nos
vuelve, objetos vacíos de subjetividad o impostoras de subjetividades
mediatizadas por la tradición, las costumbres y las revistas de modas... ufff!
La
sociedad y cultura occidental y consumista a la que vinimos a sumar y a la que
debemos “adaptarnos”[ii],
el ejercicio de vida que propone es uno donde al parecer llegamos a “quemar”
etapas y a “encajar” en moldes pre-concebidos; a ser funcionales, productivas, a
alcanzar “picos” y “metas” para luego empezar a descender en la escala hasta
llegar -si es posible-, a nuestra “madurez”, para recordar -si el alemán deja-, lo
vivido. Porque el viaje se acaba, la vida es finita, el show termina.
Vivir
por vivir, no se vale. Vivir para vivir, como Serrat cantaría, sí. Vivir para
equivocarnos, para caer, para levantarnos, para des-adaptarnos, para des-limitarnos
( juro no estarme robando ningún slogan de alguna publicidad de telefonía
celular, Je!), repito, para des-limitarnos de las visiones que la cultura y la
sociedad nos han impuesto, podría ser una mejor oferta que no-tener/ser vida, mientras
vivimos.
Estamos vivas! ¿Estamos vivas?
La voz de la sabiduría, " El vivir intensamente es el viajar", Kandy, Abuelita mochilera.
[i] Flashmob de acuerdo a san google es
“ una reunion grande pública en la cual personas actúan en un acto inusual y
aparentemente improvisado y luego se dispersan, el cuál es tipicamennte
organizado por medio del internet o los medios/redes sociales”.
[ii] Siempre recuerdo la palabra
que se usa para describir a personas como el señor gritón que inspira esta
entrada: desadaptado social; y me viene enseguida a la memoria la frase de
Krishnamurti, “ No es sano estar bien adaptado a una sociedad profundamente
enferma”.
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