viernes, 10 de noviembre de 2017

Ante la duda e inquietud, tómate un café

Entre los expositores recientes de un festival de literatura en mi ciudad natal, Cali, llamado Oiga, mire, lea, estuve en una conversación sobre literatura de viajes, literatura de ciudades entre Santiago Gamboa (Colombia) y Jorge Carrión (España).  Este último escritor compartió que cuando viajaba, trataba de encontrar en la geografía naciente ante sus ojos, claves. Desencriptar los signos, reconocer las señales. Confesó que se iba a las librerías y allí, empezaba su labor de investigador.

A mi las librerías me fascinan. Lo mismo las cafeterías. Sin embargo, entre estos sitios de hervor y movimiento, a veces, quiero sencillamente, rescatarme y perderme en algún museo. Adoro sus silenciosos corredores.
Empecé el día de ayer, considerando que no había todavía tomado una decisión sobre a qué museo ir aquí en Montevideo. Muchos se anuncian en las guías y se señalan en los mapas: el museo del carnaval, el museo del centenario, el museo del gaucho... el Museo de Arte Precolombino e Indígena, MAPI, ganó. Decidí recorrer un sector de la llamada Ciudad Vieja, en modo encuentra a MAPI y bueno, antes, me encontré en las paredes de algunas casas de este sector, los gritos a voces de murales de autores y autoras desconocidos que me alegraron la mañana. 



Paso por una callecita donde una puerta abierta me muestra una fuente de mármol y decido, curiosear. Resultó un pequeño museo que no estaba en el radar y que se conoce como la Casa de Montero o museo histórico nacional Museo Romántico. El sitio de ingreso gratuito alberga la colección de pinturas, muebles, indumentarias y objetos de uso cotidiano, donados por las familias de los herederos y herederas de la clases alta de otras épocas en Montevideo. Decido seguir el circuito, como única visitante, y por eso, ir preguntando a las guías por los detalles de la historia de las familias Montero, Santos y otras de apellidos, entre criollos y europeos, que se han ido atesorando en los pequeños y grandes objetos. Es increíble cuánto lujo! Marfil, mármol, maderas exquisitas, peines de carey...quiénes eran estos personajes? La mayoría comerciantes que tuvieron su esplendor y que como toda familia pudiente en lo único que pensaban era en cómo casar bien a las hijas y enviar lejos a los hijos para que retornaran luego a posesionarse de los negocios robustecidos por el esfuerzo de los padres. 



Cuándo le pregunto a Luciana y Emilia, las guías, que antes de estas familias quiénes estaban en Uruguay, me responde Luciana firme y decidida: los charrúas. Y quedé entonces con la tarea de investigar, resultando que en efecto los charrúas existieron; antes de ellos, otros grupos de pobladores amerindios, los catalanenses ya existían. 
Me despido del museo y tomo la foto a mis guías, quienes dicen que es la primera vez que alguien les pide una foto de ellas, enfilando pasos para MAPI sin desvío. Una cosa es lo que nos proponemos y otra lo que el día nos regala.

Paso por una casa que tenía toda la cara de ser la sede de algún sindicato, donde veo una tela que hace un llamado a la crisis de la pesca en el país, para al doblar la esquina encontrarme con una protesta bastante particular frente a una de las tantas oficinas del Ministerio del Trabajo y Protección Social.  Me acerco  con prudencia a la persona más al margen de la acción preguntando el por qué la protesta ( mi ser periodista, se manifiesta). Ella me responde que protestan para denunciar la represión sindical. Me alejo entre brincos de sobresalto, porque aquí, los que protestan no gritan sino que tiran pólvora. Sí, cambian los gritos por la explosión de la pirotecnia...casi corriendo me alejo porque ya mi trauma de colombiana con las bombas y papas explosivas, no soporta mucho este tipo de activismo.
El MAPI resultó un poco una decepción porque estaba en reconstrucción de algunas alas y en re-organización de salas. Así que rápidamente, doy una mirada a las salas inferiores donde descubro una información que me revela que en los asentamientos indígenas, este tema de las clases altas, también existía como característica fundacional de la organización social. Y entonces, cuándo habrá existido una sociedad sin todo este berenjenal de clases, castas, privilegios, divisiones que parecen haberse perpetuado en nuestro modo de vivir? Claro, la pequeña diferencia es que las clases sociales actuales, esas que están en el tope de la pirámide, vienen de construirse a partir del aniquilamiento de estas  otras sociedades que estaban igual de desarrolladas como las indígenas.


Me inquieto y en momentos así, cueste lo que me cueste, prefiero, un trago de café. En la cafetería de MAPI, pido un americano que por fin me sirven como siempre he querido que lo hagan: Una taza perfecta llena de café oscuro hasta la mitad, una pequeña jarra de agua caliente para ir midiendo la espesura del mismo y al lado un pequeño vaso de agua helada. Qué bien! Le pregunto a la mesera, qué tipo de café es el que estoy tomando y me menciona la marca Cabrales que me dice está hecha en el que sirven hoy 70% de café colombiano y 30% de café del Brasil. 

Allí las nubes que poblaron mi mente de tantas preguntas y dudas, rápidamente se llenan de  burbujas de café aromático listas para ser bebidas. La evanescencia hecha sabor a mi tierra. Noviembre 09, 2017.

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