lunes, 13 de noviembre de 2017

Que 20 horas son nada, ché! Florianópolis aquí yo

Y sí, me decidí por un viaje de 20 horas entre trayectos y paradas para el encuentro, la reunión, la risa, la palabra renovada, la amistad de siempre: estoy en Brasil. Llegué a Florianópolis, sitio de residencia de Luciana y Edir, una pareja entrañable y muy cercana a mi corazón viajero.
Ellos no podían creer mi resistencia cuando me vieron llegar de un recorrido de 20 horas bordeando el sur. Es un viaje que a otra persona cualquiera, desanimaría. No a mi.
Salí en la noche de Montevideo en un bus con sillas cómodas (semi-cama) de la empresa ttl y llegué a las casi 6 de la tarde hora de aquí, donde espero sencillamente acompañar las rutinas  y disfrutar del tiempo de la mejor manera: compartiendo.

Es emocionante pensar que en menos de 10 días ya he estado en tres países y he tenido que reajustar mi reloj a los tres husos horarios en los que me he movido: de Colombia a Uruguay y de Uruguay aquí. Hay una sensación de expansión y de misterio en esto. Soy más joven o más vieja en el intento? ...qué más da! No me importa.
Sólo me trama el adelante. Las sorpresas no podían ser mejores: un concierto, conocer al grupo de amigas de Luciana o a esa red de afectos que tejemos las mujeres para darnos alegría hasta en las horas más marchitas, hacer caminatas de 8 kms, lavar mi ropa, risas... no puedo esperar...
Hoy lunes 13 de noviembre, inicio de semana, me doy unas palmaditas a mi misma al salir de la cama y me digo: "valieron las horas de bus que igual, son nada, cuando son el preámbulo de la estación amistad que es el alimento sagrado de la vida!"

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