Mi tiempo en Alemania termina y el regreso, es
inminente. Ya mi aventura Europa 2018 salpicada de buenos momentos, encuentros
con viejas amigas y amigos y con algunas nuevas personas que hicieron milagros
al cruzarse en mi camino, llega a su fin. Tiempo de despedida. El reloj marca las horas que me quedan antes
de volver a saltar los océanos y regresar a la tierrita.
Cristy, hija de mi amiga Coty, de El Salvador, estudiante de la U de Heidelberg (Biotecnología Molecular) conmigo en Heidelgerg |
Una parada más en un pueblo que queda a 25 minutos
en bus desde la parada Seckenheim Rathaus, el cual conserva la arquitectura típica
alemana con toda su autenticidad, es lo
que me tiene reservado María, como
cierre de experiencias. Es Ladenburg, el elegido que tiene además el atractivo
de ser el pueblo donde vivió y murió Carl Benz, quien inventó el primer
vehículo automotor de combustión interna, y que, con el paso de tiempo, dio
origen a la que se conocería más tarde como la Mercedes Benz por allá en
el año 1926 aquí en Alemania.
Aquí se reunía el viejo Carl a hablar y discutir sus ideas con los locales religiosamente |
Qué maravilla de recorrido! Lo hacemos de
manera rápida para ver los sitios de mayor interés: hay una zona de ruinas
romanas y castillos medievales; hay una plaza de mercado con una virgen en el
centro repartiendo sus bendiciones. En este caminar, la ciudad me parece congelada en el tiempo y
nosotros, los visitantes, los extranjeros perdidos entre sus laberínticas
calles, esperando ser sorprendidos y… vaya sorpresa!
El Zwiebelkuchen, nos aguardaba.
El Zwiebelkuchen, es el mejor pastel de cebolla que he probado en mi vida en
plena plaza principal. Vino esta delicadeza a sumar a las otras delicias
típicas que ya había probado durante mi estadía que está próxima a culminar.
Probé la salchicha con ensalada de papa típica
alemana, y otro tipo de salchicha artesanal con cascos de papa que pude probar
en la taberna local Prinz Max, en una cálida noche de fin de verano, cuando ya
estaba mi maleta lista para volver.
La taberna local o Gasthaus Prinz Max en luz día |
Podría vivir comiendo cascos de papas,
salchichas y cerveza.
También probé comida turca en un sector del centro de Mannheim y, obvio, sobra mencionar las suculentas comidas caseras preparadas con el ingrediente principal: amor, en donde mi amiga María y su familia-.
La Alemania que termino de ver, y que percibo
con altos estándares de vida, tiene muchas curiosidades que sería difícil
resumir aquí (se pueden beber bebidas alcohólicas en la calle, sin
restricción). Sin embargo, me atrevo a decir, algunas pocas cosas. Se confirma
con el breve lapso de tiempo que estuve, que es un país con altos estándares de
vida, con una sociedad bastante “organizada” en términos de tener claro qué es el
tiempo de trabajo, y cuál el del ocio (hay que programar ambos con
minuciosidad). Los horarios de trabajo, son muy particulares porque la mayoría
de negocios, por lo menos en el barrio/ciudad donde me alojé, cierran a mediodía
y en fin de semana, no abren sino mediodía del sábado.
Percibí algo que me atrevo a llamar nacionalismo ( que me perdonen los expertos), o, mejor un proteccionismo
de lo nacional por encima de todas las cosas (pocos productos de otros países y
por tanto, todo viene descrito en alemán, pensado para consumo interno
principalmente), las personas son amables dentro de una cordialidad distante y
claro, el idioma, es una barrera que aumenta la distancia.
Mis indicadores de alto nivel de vida
son simples, sin entrar, en elucubraciones sesudas de índole sociopolítica: Un país donde sus viejos, independientemente de la edad si se encuentran en capacidad física, después
de las 5 de la tarde de un día soleado, salgan a hacer paseos en bicicleta
alrededor del río y caminatas por sus parques, es uno que tiene, un alto
nivel de vida. Un país, donde en sus zonas comerciales, casi cada dos almacenes,
o en cada bloque, hay una librería, es un país con un alto nivel de vida. O uno donde, los barrios/ciudades cada determinado número de casas, cultiva sus
propias hortalizas, es un país con un muy alto nivel de vida, sin duda.
Recomendaciones cuando viaje a Alemania: vaya a
un lugar amoroso donde tenga la suerte de estar y ser lo que usted es con todo lo que esto
signifique (y donde haya al menos dos gatos, je!). Y recuerde como el slogan de la universidad de Heidelberg, “Semper
apertus”, ó esté “siempre abierta” a las posibilidades que la vida planee
regalarle. Namaste María con familia! Namaste Europa! Hasta la vista!
No hay comentarios:
Publicar un comentario